Predator
Vs depredadores reales
Retomando…
Si recuerdas
la entrada de la semana pasada, estábamos enfrentando las características de
los terribles Predator con las de depredadores reales. De momento, los animales
reales habían demostrado tener una vista y oído muy superiores a los Predator,
pero los alienígenas se habían anotado un tanto gracias a sus sofisticadas
fauces. ¿Quién ganará? ¡Continúa el combate!
El olfato se
encarga de identificar la presencia de químicos volátiles (que se difunden
fácilmente al aire). Todos los animales desprendemos estos químicos en
múltiples formas, desde la saliva, el sudor o la orina hasta ciertas hormonas
que pueden indicar nuestro estado (edad, sexo, etapa del ciclo reproductor) o
de salud. Por lo tanto, identificar olores puede dar mucha información sobre la
ubicación y el estado de una presa. La nariz es el órgano externo encargado de
captar los olores y en su interior se encuentran sustancias mucosas
(pitutitaria) donde se sitúan los receptores olfativos.
De manera
análoga a los ejemplos anteriores, el tamaño de la nariz, la superficie de la
pitutitaria y el tamaño de los receptores son determinantes para la capacidad
olfativa. Probablemente los mejores ejemplos a este respecto sean los cánidos,
como lobos y perros, y los osos. Estos animales tienen hocicos grandes, su pituitaria
está distribuida en numerosos repliegues y poseen un elevado número de
receptores en ella. Por eso son capaces de detectar presas a grandes distancias
y es habitual verlos olfateando en todas direcciones. Los osos, por ejemplo,
pueden percibir presas heridas a distancias superiores a 10 kilómetros.
En este caso,
creo que estoy en situación de afirmar que los Predator no tienen nariz ni
ningún orificio en el rostro que parezca cumplir la función olfativa.
Nada más que
añadir, señoría: Depredadores reales 3 –
Predator 1
Para saber más sobre el olfato de los cánidos.
Una de las
estrategias más utilizadas de manera universal en la caza consiste en tender
una trampa y esconderse hasta que alguna presa cae en ella. La manera de
detectar la presencia de los animales atraídos o atrapados suele ser mecánica,
es decir, por el tacto.
Ya habrás adivinado que las arañas son los depredadores
expertos por excelencia en esta técnica gracias a sus pegajosas redes. Como
seguramente sabrás, las telarañas de estos
invertebrados son una trampa muy sofisticada. Para empezar, la seda con la que están tejidas es muy resistente.
Además, la estructura de la telaraña suele ser compleja y contribuye a reforzar
la resistencia, aumentar la superficie de captura y distribuir la tensión
uniformemente. Por si fuera poco, estas redes son tan finas que pueden resultar
difíciles de detectar o casi invisibles a las presas y algunas partes tienen un
recubrimiento pegajoso. Las vibraciones que genera una presa al caer en la
telaraña alertan al depredador de una manera tan precisa que las arañas pueden saber casi de inmediato qué tamaño
tiene el animal y dónde se encuentra. Aunque la forma, tamaño y cantidad de las
telarañas depende de cada especie, y algunas arañas no las utilizan, estas
estructuras son realmente impresionantes.
Además de las
arañas, otros muchos animales utilizan la técnica de esperar escondidos hasta
que aparece su presa o atraerla hacia ellos. Por ejemplo, podríamos citar los
animales marinos que esperan ocultos entre la arena del fondo a que sus presas
pasen cerca de ellos o los peces abisales, que cuentan con un apéndice luminoso
que, a modo de “caña de pescar”, atrae zooplancton y otras presas.
Está claro
que la capacidad de camuflaje del Predator es un método eficaz para acechar sin
ser detectado, pero no tiene la capacidad de detección de la araña ni atrae de
manera intencionada a sus presas.
Este punto
está reñido, pero me decanto por los depredadores reales: Depredadores reales 4 – Predator 1
Para saber más sobre algunos peces abisales: enlace 1 y enlace 2.
Además de
unos sentidos especializados, existen otras adaptaciones musculares y
esqueléticas relacionadas con la persecución y captura de presas. Por ejemplo,
la mayoría de felinos son capaces de desarrollar una velocidad punta mayor que
la de sus presas habituales, aunque durante un tiempo mucho menor y,
habitualmente, con una capacidad de maniobra más reducida. Como todo se decide
en unos pocos segundos, suelen acercarse todo lo posible a su objetivo antes de
comenzar la persecución. De hecho, una de las imágenes más repetidas en los
documentales de naturaleza sea probablemente la de una leona acechando a una gacela,
echando a correr tras ella y perdiéndola. También es de sobra conocido que los
guepardos, los animales terrestres más veloces, han llevado esta estrategia al
extremo hasta el punto de que sus músculos puedan desarrollar velocidades de
infarto en unos pocos instantes.
Aunque los
depredadores suelen ser veloces, no todos lo son tanto como el guepardo. La
mayoría tienen una combinación de velocidad con unos desarrollados músculos,
especialmente en patas y mandíbulas, que permitan abatir a sus presas con la
mayor eficacia posible. Sería el caso de los tigres o los tiburones.
A este respecto,
los Predator poseen sin duda una superioridad en fuerza y agilidad inimaginable
para cualquier criatura de nuestro planeta, así que este punto es para ellos: Depredadores reales 4 – Predator 2
Y el ganador es…
Según hemos
ido detallando, los depredadores reales serían capaces de vencer a los Predator
sin discusión en lo que a detección de presas se refieren. Estos animales han
conseguido sofisticar sus sentidos para percibir con una precisión milimétrica
la presencia de una presa potencial y poder capturarla, mientras que los
Predator, aunque fuertes y terroríficos, no parecen tener una percepción muy
fina.
Para un
análisis más sintético, podemos examinar el cráneo de un predator en
comparación con algunos de los animales que hemos mencionado. El espacio
dedicado a albergar los órganos sensoriales en el cráneo (el tamaño de los
huecos para ojos, nariz, etc.) suele estar relacionado con la importancia de
dicho órgano como fuente de información para el animal. De hecho, esta
aproximación se utiliza en paleontología para inferir las características de
animales extintos. De acuerdo a esto, podemos observar por ejemplo que el
cráneo de los felinos y las rapaces, que poseen una vista prodigiosa, cuenta
con unas cuencas oculares grandes.
Cráneos de gato y de águila calva.
En el cráneo
de los Predator no se aprecian apenas huecos para el oído ni la nariz. Si bien el hueco de los ojos es grande, sus ojos reales no parecen muy
efectivos. Quizá los abundantes huecos en los que se insertan sus “rastas”
podrían indicar que estos apéndices tuvieran una función sensorial importante,
pero a juzgar por su comportamiento no parece probable. Por el contrario, el
rasgo que más destaca del Predator es su enorme capacidad cerebral. De hecho,
las mejores armas de caza de estas criaturas son sus dispositivos tecnológicos
y, por tanto, su inteligencia.
Los Predator,
en conclusión, son eficientes pensando, utilizando herramientas y resolviendo
problemas, pero no detectando presas del modo en que lo hacen los depredadores
reales. Aunque sin duda son cazadores formidables, aplicarles el término “depredador”
me parece un poco pretencioso teniendo en cuenta que ni cazan por sus propios
medios ni se alimentan de lo que cazan. Es decir, se parecen más a los humanos
que a los animales que hemos comentado. En realidad, se diría que estas
criaturas de cine se diseñaron más para dar miedo (algo que, sin duda,
consiguen) que para ser eficaces.
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@biolonita
Enlaces a las fuentes de las imágenes:
Pinterest: cara predator 1
Shutterstock: iconos sentidos
Pixabay: oso, perro, araña
Outerplaces: predator 2
Wikipedia: pez
Neca: predator 3
Flickr: guepardo corriendo
Skulls unlimited: cráneo de gato, cráneo de águila
Fate gate: cráneos de predator
Pinterest: cara predator 1
Shutterstock: iconos sentidos
Pixabay: oso, perro, araña
Outerplaces: predator 2
Wikipedia: pez
Neca: predator 3
Flickr: guepardo corriendo
Skulls unlimited: cráneo de gato, cráneo de águila
Fate gate: cráneos de predator