martes, 18 de septiembre de 2018

Morfología de la depredación (Parte 1)


Predator Vs depredadores reales


¿Qué tendrán las pelis de monstruos que nos encanta verlas y rehacerlas y volverlas a ver? Yo siempre he sido más bien miedosa, pero debo reconocer que Predator  (saga con cinco películas entre 1987 y 2018, además de otras apariciones) tiene algo que despierta mi curiosidad. Estos depredadores poseen muchos elementos clave para ser unos cazadores implacables: acechan a su presa totalmente camuflados con su entorno y es casi imposible escapar a su visión térmica. Sin embargo, no se ajustan exactamente al concepto de “depredador” que se utiliza en Biología. De hecho, se me ocurren varias criaturas de nuestro propio planeta que aventajan a los Predator en varios sentidos. Por eso, hoy vamos a comentar algunas de las adaptaciones morfológicas más increíbles relacionadas con el comportamiento depredador… ¡y las enfrentaremos a las de los terribles Predator!



¿Qué es un depredador?

En Ecología, la depredación es una relación trófica (relativa a la alimentación) en la que un organismo (depredador) se come a otro (presa). No es difícil deducir que se trata de una relación positiva para el depredador y negativa para la presa. En su sentido más estricto, la depredación implica que el depredador devora por completo a la presa. Así, una ardilla sería depredadora al comer una bellota (que incluye un embrión rodeado de reservas energéticas) y un león que da un mordisco a una cebra, no.

Más habitualmente, al hablar de depredadores en el lenguaje cotidiano nos referimos a organismos (especialmente animales) con una dieta principalmente carnívora que cazan animales de otras especies para alimentarse. Aquí aparece el primer problema, y es que los Predator cazan por gusto y no por la necesidad de comer.




Ronda 1: La vista

Si te preguntas qué sentidos necesita agudizar un depredador para localizar a sus presas, seguramente lo primero en lo que pienses sea la vista ya que los humanos dependemos enormemente de ella para obtener información de nuestro entorno. Valoramos tanto este sentido que cuando alguien tiene una vista especialmente aguda decimos que tiene “vista de lince” y utilizamos el “ojo de águila” para valorar con precisión jugadas deportivas. Y todo ello a pesar de que no tenemos ni de lejos uno de los mejores ojos del mundo animal.

Por ejemplo, los humanos vemos muy mal por la noche en comparación con otros vertebrados (gatos, perros, caballos…). Esto se debe a un tejido situado en el ojo y denominado tapetum lucidum, del que nosotros carecemos. En el ojo de los vertebrados, la información que percibimos a través de los ojos proviene de la luz que detectan los fotorreceptores presentes en nuestra retina. Sin embargo, los fotorreceptores no tienen la capacidad de captar el 100% de la luz que llega a la retina. El tapetum lucidum actúa como un “espejo” que refleja y amplifica la luz que entra en el ojo y así aumenta la posibilidad de que esta sea detectada por los fotorreceptores. Este tejido es especialmente importante en los depredadores con hábitos nocturnos, entre los que se encuentran muchos felinos y rapaces. Otra ayuda para la visión nocturna es tener una pupila con capacidad de abrirse hacia los lados (forma rasgada) en vez de circular. Esto permite un mejor control sobre la cantidad de luz que entra en el ojo y una apertura máxima mucho mayor.


El número y disposición de fotorreceptores también influyen en la cantidad de información que percibe el ojo. Podría decirse que a mayor número de fotorreceptores mejora “la resolución de la imagen” y que “la imagen se ve más nítida” en los lugares de mayor concentración de fotorreceptores. De nuevo, multitud de depredadores, entre los que destacan las rapaces, nos aventajan enormemente en este sentido. Otro factor a tener en cuenta es la posición e inclinación de los ojos en el cráneo, que influye en el campo de visión. Los ojos de las rapaces, por ejemplo, al situarse levemente ladeados hacia los laterales del rostro, en vez de totalmente frontales, les otorgan un campo de visión de más de 300 grados.


Los Predator tienen unos ojos bastante pequeños, de pupila circular y hundidos en el rostro, por lo que seguramente posean un campo de visión muy escaso, quizá inferior al humano. Tampoco da la impresión de que sus fotorreceptores sean especialmente numerosos ni posean ningún tejido análogo al tapetum lucidum. En resumen, parece que estas criaturas tienen en realidad una vista bastante deficiente. La visión térmica, que consiguen mediante dispositivos asociados a sus cascos, debe ser una gran ayuda para ellos, pero no está ni mucho menos al nivel de los animales que hemos comentado.

En conclusión: Depredadores reales 1 – Predator 0


Ronda 2: El oído

El oído es otro sentido que puede ayudar muchísimo a localizar una presa, especialmente en ambientes con vegetación frondosa y/o durante la noche. Las presas, al moverse, hacen ruido; es decir, generan ondas sonoras que pueden ser captadas con las orejas, vibrar en las estructuras del oído interno, como el tímpano y estimular allí receptores auditivos (nervios) que transmiten la información al cerebro. De acuerdo a esto, los pabellones auditivos de los depredadores suelen tener una forma que ayude a detectar el máximo posible de ondas sonoras y a identificar su procedencia. Muchos mamíferos, tanto los acostumbrados a cazar (lobos, felinos…) como los acostumbrados a defenderse (caballos, conejos, ciervos…), son capaces de orientar sus orejas en varias direcciones para maximizar la captación de sonidos y ubicarlos. Esta capacidad se asocia además con multitud de músculos especializados que, habitualmente, permiten mover las orejas de manera independiente.


Las rapaces no poseen pabellones auditivos, pero la forma y posición de sus plumas faciales facilita su audición. Como ejemplo extremo, podemos citar la “careta” circular que poseen ciertos búhos y lechuzas, compuesta de plumas muy sensibles que les ayudan a localizar la procedencia del sonido. Aunque estos animales no pueden orientar las orejas como lo hacen los mamíferos, la enorme movilidad de su cuello suple con creces esa función. Es por eso que muchos búhos mueven la cabeza constantemente. Además, algunas rapaces como el mochuelo poseen oídos asimétricos, lo cual ayuda a crear rápidamente un “mapa tridimensional” de los sonidos que los rodean.


Por otra parte, el tamaño y estructura del oído interno también son determinantes. Muchos depredadores, por ejemplo, los felinos, tienen tímpanos más pequeños y sensibles que los de los humanos y un número de terminaciones nerviosas muy superior. Además, el espacio dedicado en el cráneo a albergar tejidos relacionados con el sentido de la audición en estos animales suele ser bastante amplio. Todas estas características tanto externas como internas aumentan el rango de audición y/o la sensibilidad a sonidos especialmente débiles que puedan delatar los movimientos más sutiles de una presa.

Los humanos podríamos sentirnos algo acomplejados dado que nuestras orejas son muy básicas (relativamente pequeñas e inmóviles o con poca movilidad), ¡pero los Predator ni siquiera tienen! Tampoco diría que su oído interno, si lo tienen, sea capaz de captar gran cantidad de sonido ya que estaría oculto tras sus “rastas”, que no parecen cumplir ninguna función de recepción sensorial. Por su comportamiento en las películas, está claro que el Predator oye, pero probablemente posean un oído simple, como el de la mayoría de reptiles. Esto implicaría que estas criaturas tendrían un tímpano externo y solo un hueso en el oído interno en vez de los tres presentes en otros vertebrados. Aun así, sería un sentido bastante deficiente y de ningún modo comparable a las adaptaciones que hemos mencionado.

Así que esto suma y sigue: Depredadores reales 2 – Predator 0

Algunos enlaces interesantes para saber más sobre los sentidos de las rapaces nocturnas, curiosidades de los búhos y el oído en las rapaces.



Ronda 3: el gusto

No me atrevería a decir que exista algún animal que distinga a su presa por cómo sabe, pero sí podemos hablar de modificaciones especializadas en lenguas y bocas para capturar y trocear presas de formas extremadamente efectivas. Por ejemplo, es bien sabido que las veloces y pegajosas lenguas de los camaleones y las ranas pueden desplegarse en un instante y capturar presas de manera muy espectacular.


Las adaptaciones bucales en general son muy comunes y versátiles en todo tipo de animales. En vertebrados, los depredadores suelen tener dientes afilados ya que son útiles para desgarrar carne. Las aves también han desarrollado picos puntiagudos especiales para este propósito. En los mamíferos, estas estrategias van un paso más allá por la presencia de especialización dentaria heterodonta, es decir, el hecho de que un animal posea simultáneamente dientes con formas y funciones diferentes (incisivos, caninos y molares). En el caso de los animales carnívoros, los caninos suelen ser muy prominentes ya que facilitan la captura de las presas, y los molares suelen aparecer afilados en varias puntas, lo que ayuda a despedazar la carne. Además, en los depredadores los músculos del cráneo asociados al mordisco suelen aparecer muy desarrollados.


Aunque la dentición de los mamíferos pueda parecer sofisticada, si hay un grupo que destaca en especialización bucal son los insectos. Los insectos depredadores suelen tener un aparato bucal en el que destacan dos mandíbulas con movimiento lateral, normalmente serradas. Al igual que en ejemplos anteriores, cumplen perfectamente la función de captura y desgarro de la presa.


A este respecto, debemos reconocer que los Predator tienen unas mandíbulas particulares, que pueden recordar a la de algunos insectos o a las de las arañas. Poseen una especie de boca doble, con cuatro colmillos que sobresalen y que bien podrían utilizarse para atrapar presas. En la zona más interna se perciben unos dientes más pequeños pero igualmente afilados, dos arriba y cuatro abajo. Aunque no parecen muy útiles para masticar, pueden ser efectivos para sujetar la comida y llevarla al interior de la boca. Si bien me parece menos sofisticado que las estrategias de animales que hemos comentado, podemos concederle este punto a los Predator.


Así que: Depredadores reales 2 – Predator 1


Una imagen muy útil para ver la diferencia de dentición entre carnívoros y herbívoros. Para saber más sobre las bocas de los insectos y explicación de Wikipedia.


Continuará…

De momento los predator han encajado dos golpes, pero todavía pueden remontar. ¿Qué crees que pasará en las rondas que quedan? Si quieres saber cómo termina el combate, ¡no te pierdas la entrada de la semana que viene!



Si te ha gustado esta entrada, ¡sígueme, comenta y comparte!

Búscame en TwitterFacebook e Instagram
@biolonita


Enlaces a las fuentes de las imágenes:
Carteles de cine: Cartel predator
Pixabay: león cazando, águila leónhormiga, tigre, lechuza
Pexels: ojos de gato
Pinterest: cara predator 1
Shutterstock: iconos sentidos
Cinemascomics: cara predator 2
All you need is Biology: cráneo de mochuelo
Flickr: camaleón

2 comentarios:

  1. Acabo de descubrirte, me gusta mucho lo que escribes. Es entretenido a la vez que didáctico, me encanta.

    ResponderEliminar