Predator
Vs depredadores reales
¿Qué tendrán las pelis de monstruos que nos encanta verlas y rehacerlas y volverlas a ver? Yo siempre he sido más bien miedosa, pero debo reconocer que Predator (saga con cinco películas entre 1987 y 2018, además de otras apariciones) tiene algo que despierta mi curiosidad. Estos depredadores poseen muchos elementos clave para ser unos cazadores implacables: acechan a su presa totalmente camuflados con su entorno y es casi imposible escapar a su visión térmica. Sin embargo, no se ajustan exactamente al concepto de “depredador” que se utiliza en Biología. De hecho, se me ocurren varias criaturas de nuestro propio planeta que aventajan a los Predator en varios sentidos. Por eso, hoy vamos a comentar algunas de las adaptaciones morfológicas más increíbles relacionadas con el comportamiento depredador… ¡y las enfrentaremos a las de los terribles Predator!
¿Qué es un depredador?
En Ecología,
la depredación es una relación trófica (relativa a la alimentación) en la que
un organismo (depredador) se come a otro (presa). No es difícil deducir que se
trata de una relación positiva para el depredador y negativa para la presa. En
su sentido más estricto, la depredación implica que el depredador devora por
completo a la presa. Así, una ardilla sería depredadora al comer una bellota
(que incluye un embrión rodeado de reservas energéticas) y un león que da un
mordisco a una cebra, no.
Más
habitualmente, al hablar de depredadores en el lenguaje cotidiano nos referimos a organismos (especialmente animales) con una
dieta principalmente carnívora que cazan animales de otras especies para
alimentarse. Aquí aparece el primer problema, y es que los Predator cazan por
gusto y no por la necesidad de comer.
Ronda 1: La vista
Si te preguntas qué sentidos necesita agudizar un depredador para localizar a sus presas,
seguramente lo primero en lo que pienses sea la vista ya que los humanos
dependemos enormemente de ella para obtener información de nuestro entorno.
Valoramos tanto este sentido que cuando alguien tiene una vista especialmente
aguda decimos que tiene “vista de lince” y utilizamos el “ojo de águila” para
valorar con precisión jugadas deportivas. Y todo ello a pesar de que no tenemos
ni de lejos uno de los mejores ojos del mundo animal.
El número y
disposición de fotorreceptores también influyen en la cantidad de información
que percibe el ojo. Podría decirse que a mayor número de fotorreceptores mejora
“la resolución de la imagen” y que “la imagen se ve más nítida” en los lugares
de mayor concentración de fotorreceptores. De nuevo, multitud de depredadores,
entre los que destacan las rapaces, nos aventajan enormemente en este sentido.
Otro factor a tener en cuenta es la posición e inclinación de los ojos en el
cráneo, que influye en el campo de visión. Los ojos de las rapaces, por ejemplo, al
situarse levemente ladeados hacia los laterales del rostro, en vez de totalmente frontales, les otorgan un campo de visión de más de 300 grados.
Los Predator
tienen unos ojos bastante pequeños, de pupila circular y hundidos en el rostro,
por lo que seguramente posean un campo de visión muy escaso, quizá inferior al
humano. Tampoco da la impresión de que sus fotorreceptores sean especialmente numerosos ni
posean ningún tejido análogo al tapetum
lucidum. En resumen, parece que estas criaturas tienen en realidad una
vista bastante deficiente. La visión térmica, que consiguen mediante
dispositivos asociados a sus cascos, debe ser una gran ayuda para ellos, pero
no está ni mucho menos al nivel de los animales que hemos comentado.
En
conclusión: Depredadores reales 1 –
Predator 0
Ronda 2: El oído
El oído es
otro sentido que puede ayudar muchísimo a localizar una presa, especialmente en
ambientes con vegetación frondosa y/o durante la noche. Las presas, al moverse,
hacen ruido; es decir, generan ondas sonoras que pueden ser captadas con las
orejas, vibrar en las estructuras del oído interno, como el tímpano y estimular
allí receptores auditivos (nervios) que transmiten la información al cerebro.
De acuerdo a esto, los pabellones auditivos de los depredadores suelen tener
una forma que ayude a detectar el máximo posible de ondas sonoras y a identificar
su procedencia. Muchos mamíferos, tanto los acostumbrados a cazar (lobos,
felinos…) como los acostumbrados a defenderse (caballos, conejos, ciervos…),
son capaces de orientar sus orejas en varias direcciones para maximizar la
captación de sonidos y ubicarlos. Esta capacidad se asocia además con multitud
de músculos especializados que, habitualmente, permiten mover las orejas de
manera independiente.
Las rapaces
no poseen pabellones auditivos, pero la forma y posición de sus plumas faciales
facilita su audición. Como ejemplo extremo, podemos citar la “careta” circular
que poseen ciertos búhos y lechuzas, compuesta de plumas muy sensibles que les
ayudan a localizar la procedencia del sonido. Aunque estos animales no pueden
orientar las orejas como lo hacen los mamíferos, la enorme movilidad de su
cuello suple con creces esa función. Es por eso que muchos búhos mueven la
cabeza constantemente. Además, algunas rapaces como el mochuelo poseen oídos asimétricos, lo cual
ayuda a crear rápidamente un “mapa tridimensional” de los sonidos que los
rodean.
Por otra
parte, el tamaño y estructura del oído interno también son determinantes. Muchos
depredadores, por ejemplo, los felinos, tienen tímpanos más pequeños y
sensibles que los de los humanos y un número de terminaciones nerviosas muy
superior. Además, el espacio dedicado en el cráneo a albergar tejidos
relacionados con el sentido de la audición en estos animales suele ser bastante
amplio. Todas estas características tanto externas como internas aumentan el
rango de audición y/o la sensibilidad a sonidos especialmente débiles que
puedan delatar los movimientos más sutiles de una presa.
Los humanos
podríamos sentirnos algo acomplejados dado que nuestras orejas son muy básicas
(relativamente pequeñas e inmóviles o con poca movilidad), ¡pero los Predator
ni siquiera tienen! Tampoco diría que su oído interno, si lo tienen, sea capaz
de captar gran cantidad de sonido ya que estaría oculto tras sus “rastas”, que
no parecen cumplir ninguna función de recepción sensorial. Por su comportamiento en las películas, está claro que el Predator oye, pero probablemente posean un oído simple, como el de la mayoría de reptiles. Esto implicaría que estas criaturas tendrían un tímpano externo y solo un hueso en el oído interno en vez de los tres presentes en
otros vertebrados. Aun así, sería un sentido bastante deficiente y de ningún
modo comparable a las adaptaciones que hemos mencionado.
Así que esto
suma y sigue: Depredadores reales 2 –
Predator 0
No me
atrevería a decir que exista algún animal que distinga a su presa por cómo
sabe, pero sí podemos hablar de modificaciones especializadas en lenguas y
bocas para capturar y trocear presas de formas extremadamente efectivas. Por
ejemplo, es bien sabido que las veloces y pegajosas lenguas de los camaleones y
las ranas pueden desplegarse en un instante y capturar presas de manera muy
espectacular.
Las
adaptaciones bucales en general son muy comunes y versátiles en todo tipo de animales. En vertebrados, los depredadores suelen tener dientes afilados ya
que son útiles para desgarrar carne. Las aves también han desarrollado picos
puntiagudos especiales para este propósito. En los mamíferos, estas estrategias
van un paso más allá por la presencia de especialización dentaria heterodonta,
es decir, el hecho de que un animal posea simultáneamente dientes con formas y
funciones diferentes (incisivos, caninos y molares). En el caso de los animales
carnívoros, los caninos suelen ser muy prominentes ya que facilitan la captura
de las presas, y los molares suelen aparecer afilados en varias puntas, lo que
ayuda a despedazar la carne. Además, en los depredadores los músculos del
cráneo asociados al mordisco suelen aparecer muy desarrollados.
Aunque la
dentición de los mamíferos pueda parecer sofisticada, si hay un grupo que
destaca en especialización bucal son los insectos. Los insectos depredadores
suelen tener un aparato bucal en el que destacan dos mandíbulas con movimiento
lateral, normalmente serradas. Al igual que en ejemplos anteriores, cumplen
perfectamente la función de captura y desgarro de la presa.
A este
respecto, debemos reconocer que los Predator tienen unas mandíbulas particulares, que
pueden recordar a la de algunos insectos o a las de las arañas. Poseen una
especie de boca doble, con cuatro colmillos que sobresalen y que bien podrían
utilizarse para atrapar presas. En la zona más interna se perciben unos dientes
más pequeños pero igualmente afilados, dos arriba y cuatro abajo. Aunque no
parecen muy útiles para masticar, pueden ser efectivos para sujetar la comida y
llevarla al interior de la boca. Si bien me parece menos sofisticado que las
estrategias de animales que hemos comentado, podemos concederle este punto a
los Predator.
Así que: Depredadores reales 2 – Predator 1
Continuará…
De momento los predator han encajado dos golpes, pero todavía pueden remontar. ¿Qué crees que pasará en las rondas que quedan? Si quieres saber cómo termina el
combate, ¡no te pierdas la entrada de la semana que viene!
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@biolonita
Enlaces a las fuentes de las imágenes:
Carteles de cine: Cartel predator
Pixabay: león cazando, águila, león, hormiga, tigre, lechuza
Pexels: ojos de gato
Pinterest: cara predator 1
Shutterstock: iconos sentidos
Cinemascomics: cara predator 2
All you need is Biology: cráneo de mochuelo
Flickr: camaleón
Carteles de cine: Cartel predator
Pixabay: león cazando, águila, león, hormiga, tigre, lechuza
Pexels: ojos de gato
Pinterest: cara predator 1
Shutterstock: iconos sentidos
Cinemascomics: cara predator 2
All you need is Biology: cráneo de mochuelo
Flickr: camaleón
Acabo de descubrirte, me gusta mucho lo que escribes. Es entretenido a la vez que didáctico, me encanta.
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Claudia!
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