lunes, 15 de octubre de 2018

Animales de Nobel


Más vale premio en mano que ciento volando

Los premios Nobel se otorgan anualmente desde hace más de cien años a personas que han contribuido significativamente a alguno de los posibles ámbitos de conocimiento, arte o desarrollo de la humanidad. Aunque las categorías establecidas son bastante limitadas, han bastado para premiar a notables literatos, científicos y políticos de todo el mundo a lo largo de los años. En esta ocasión, os propongo otorgar cada premio a una especie animal que haya destacado en cada ámbito, y de paso conocer algunas curiosidades sobre ellos.



Nobel de Literatura: El perro

Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre, y eso queda reflejado en nuestras historias. El perro nos acompaña ya desde los mitos antiguos, a modo de fiero guardián. El más famoso de ellos es probablemente Cancerbero, el perro de tres cabezas que en la mitología griega vigilaba la entrada al inframundo. Además, el perro ha acompañado a célebres personajes literarios como Ulises, Oliver Twist o Anna Karenina, haciéndose incluso un hueco en la literatura del siglo de oro con obras como El perro delhortelano de Lope de Vega o Elcoloquio de los perros de Miguel de Cervantes.

Dibujo de Cancerbero de Rubens

El perro ha estado ahí cuando ha sido amado (desde Lassie hasta los 101 dálmatas) y también cuando lo han temido (el mismísimo Sherlock Holmes se aterrorizó con El sabueso de los Baskerville) o despreciado (usando su nombre para menospreciar a los cadetes de La ciudad y los perros de Vargas Llosa o al Perro de Canción de Hielo y Fuego de George R. R. Martin). El perro también ha sido un personaje esencial en la literatura infantil (como Clifford el gran perro rojo) y juvenil (solo en Harry Potter salen tres: Fang, Fluffy y la forma animal de SiriusBlack), pasando por cómics (como Ideafix de Astérix y Obélix o Milú de Tintín) y fábulas (El perro y su reflejo, El perro y el lobo).



Por si esto fuera poco, el perro alcanzó su máximo esplendor con dos novelas de Jack London: La llamada de la selva y Colmillo Blanco, en las que un perro doméstico se asalvajó y uno salvaje se amansó. La fidelidad y el amor incondicional asociados al perro le sitúan por derecho propio como el ganador indiscutible de nuestro Nobel de Literatura animal.


Versión cinematográfica de La llamada de la selva de 1972


Nobel de economía: el cerdo

¿Quién no ha tenido una hucha con forma de cerdito? Se dan varias explicaciones posibles a por qué las huchas se suelen realizar en forma de cerdo, pero en cualquier caso está claro que este animal se ha asociado en numerosas culturas con la abundancia y el bienestar. Esto se debe a que el cerdo tiene una larga historia convivencia con el ser humano y, a diferencia de otros animales domésticos, se aprovechan prácticamente todas las partes de su cuerpo para elaborar alimentos.



Por otra parte, también se alude a que las huchas comenzaron a realizarse en Gran Bretaña con un tipo de arcilla anaranjada llamada pygg, similar a la palabra inglesa pig (“cerdo”) y de ahí su asociación.

En cualquier caso, está claro que el cerdito se merece este Nobel de Economía animal por guardar nuestros ahorros tan fielmente.

Un ejemplo de la explicación del cerdo como símbolo de la abundancia y otra centrada en la arcilla.


Nobel de medicina: la mosca del vinagre o de la fruta

La mosca de la fruta (Drosophila melanogaster) es, en animales, la especie modelo por excelencia, especialmente en la investigación genética. Es decir, es una especie que se utiliza habitualmente en experimentación porque se conoce muy bien su biología y los resultados que se obtienen de su estudio pueden extrapolarse a otros organismos. En concreto, el éxito de la mosca como animal de experimentación se debe a su corto período de vida (que permite estudiar muchas generaciones en poco tiempo) y la posibilidad de encontrar en su genoma una equivalencia con gran cantidad de enfermedades genéticas humanas.


La mosca fue utilizada por primera vez por William E. Castle de la Universidad de Harvard en 1901, en una época en que los investigadores estaban buscando nuevas especies con las que experimentar. Castle buscaba generalizar sus estudios sobre los genes que determinaban el color de la piel, que hasta entonces había realizado con pequeños roedores. Dado que la mosca daba buenos resultados, y además era más barata y se reproducía más rápido que los mamíferos, su uso fue extendiéndose poco a poco. La experimentación en profundidad con la mosca comenzó en 1906, en la Universidad de Columbia, gracias a Thomas Hunt Morgan, célebre ganador del Nobel en 1933 por demostrar que los cromosomas son portadores de los genes, y su equipo.




Experimentando con cruces entre moscas de distinto aspecto, Morgan descubrió las bases de la herencia genética ligada a los cromosomas X e Y, que determinan el sexo. Los discípulos de Morgan siguieron avanzando en esta línea e inspiraron a otros para para ello. Así, la mosca ha permitido averiguar cómo la radiación puede ocasionar mutaciones (H. J. Muller, Premio Nobel en 1946), describir el ritmo circadiano o reloj biológico y, especialmente, estudiar enfermedades genéticas y/o neurológicas, como el Alzheimer y el Párkinson.

En resumen, los enormes avances médicos que se han realizado gracias a la mosca la convierten en merecida ganadora de nuestro Nobel de Medicina.

He basado la información en este interesante artículo de 2013 (en inglés), aunque también podéis leer un resumen de la historia de la mosca en experimentación en Wikipedia.


Nobel de la paz: la paloma

La paloma ha sido utilizada como símbolo del amor o el hogar desde la antigüedad, donde aparece asociada a divinidades de la mitología mesopotámica, griega o japonesa. En la tradición judeo-cristiana, se cuenta que tras el diluvio Noé supo que las aguas estaban bajando y había tierra firme gracias a que soltó una paloma y esta volvió con una rama de olivo en el pico. Esta imagen podría asociarse a la esperanza, la bondad o la divinidad. De hecho, el espíritu santo suele representarse en forma de paloma. 



En cualquier caso, la asociación de la paloma con la paz se popularizó a raíz del Congreso Mundial por la Paz de 1949. El emblema elegido para este Congreso fue una paloma pintada por Pablo Picasso, que ya había realizado varios dibujos de palomas anteriormente. Aunque la obra original representaba una paloma de manera realista, el éxito del símbolo fue tal que tiempo después Picasso realizó una versión simplificada de la “paloma de la paz”. La simbología de la paloma ha quedado desde entonces tan impresa en la sociedad que nuestro Nobel de la paz no podía ser más que para ella.




Nobel de química: la hormiga

Está claro que, entre los animales, los insectos son los campeones indiscutibles en cuanto al uso de señales químicas (feromonas). Muchos de ellos son capaces de utilizarlas, por ejemplo, para el apareamiento, pero es en los insectos sociales donde la comunicación química alcanza su máximo exponente. Para estos insectos, sobre todo himenópteros como abejas u hormigas, es fundamental reconocerse entre ellos e intercambiar información sobre, por ejemplo, dónde hay comida o si existe algún peligro cerca.

La identificación de las primeras feromonas en insectos se produjo en los años 60, dos sustancias relativas al apareamiento en abejas y polillas. El interés por las hormigas comenzó en 1962, con las investigaciones de E. O. Wilson sobre las retroalimentaciones en el comportamiento de estos animales.




Cuando una hormiga encuentra comida y la lleva al hormiguero, deja un rastro de feromonas que otras pueden seguir. Cuantas más hormigas recorran el mismo camino para obtener comida de forma exitosa, y más feromonas se acumulen, más aumentará el interés de todo el hormiguero por ir al sitio indicado a recolectar. Este comportamiento en el que la información de unos pocos individuos se traduce en un comportamiento colectivo puede hacerse más complejo hasta el punto de que “la comunidad” es capaz de “decidir” cuál es el camino más corto para llegar a una fuente de alimento o cuál es el mejor lugar de recolección entre varios posibles.

Además, las hormigas pueden producir una gran cantidad de químicos, muy específicos de cada especie y colonia, que les permite reconocerse entre ellas y diferenciarse de otras solo por las sustancias que recubren su piel. Esto, en circunstancias normales, les permite colaborar con sus familiares e identificar intrusas.




El interés por las hormigas ha continuado creciendo desde entonces, encontrando sofisticados patrones en numerosos aspectos de su comportamiento: el parasitismo, el cuidado de las larvas, las señales de alarma… Por eso, nuestro Nobel de Química animal no podía ser más que para ellas.

He basado la información en un artículo sobre comunicación general de hormigas y otro sobre reconocimiento entre congéneres.



Nobel de física: el gato de Schrödinger

El gato deSchödinger no existe. Se trata de una famosa paradoja que este físico utilizó en 1935 para explicar sus ideas sobre la teoría cuántica. La estructura de los átomos ha sido una de las cuestiones clave en la Física moderna desde que a principios de 1800 John Dalton propusiera la primera explicación a este respecto con base científica.




Dalton, para dar explicación a los fenómenos de reacciones químicas conocidos hasta entonces, postuló los átomos como unidades indivisibles que pueden combinarse entre sí. Sin embargo, con el paso de los años se descubrió que el átomo estaba a su vez compuesto por varias partículas que determinan que tenga o no carga eléctrica (electrones, protones y neutrones) y fueron surgiendo nuevos modelos para explicar cómo están situadas estas partículas en un átomo y cómo interaccionan entre sí.



Tras varias teorías, Erwin Schrödinger (ganador del Nobel en 1933) propuso en 1926 un modelo de átomo basado en la mecánica cuántica en la que los electrones son una onda. Según este modelo, no podemos saber con certeza, sino solo con una cierta probabilidad, dónde está un electrón de un átomo en un momento dado. Como el electrón tiene cierta probabilidad de estar en dos lugares diferentes, se interpreta una sobreposición de estados, es decir, que el electrón está en ambos simultáneamente.



Para ilustrar este fenómeno,  Schrödinger propuso la situación de estar frente a una caja opaca en cuyo interior se encuentran un gato y una botella con veneno que tiene el 50% de probabilidades de abrirse, de modo que no tenemos la seguridad de que en un momento dado el gato esté vivo o muerto. De hecho, se asume que el gato está vivo y muerto simultáneamente hasta que abramos la caja para comprobarlo. Así que le daremos el premio y, a la vez, no se lo daremos.




¿Qué te parecen los premios Nobel del mundo animal? ¿Se los darías a otros candidatos?
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@biolonita



Fuente de las imágenes:
Flickr: mosca
Blog secretos del arte: palomas de Picasso
Pixabay: hormigas 2, átomo artístico



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