martes, 13 de noviembre de 2018

La nomenclatura binomial


Animales fantásticos y cómo nombrarlos

En el mundo mágico de Harry Potter, Animales fantásticos y dónde encontrarlos es un libro de texto escrito por el famoso magizoólogo Newton Scamander. Este último protagonizó su propia película, de título homónimo, en 2016 y este fin de semana vuelve a la gran pantalla con su segunda parte, Los crímenes de Grindelwald. Newt es un apasionado de los animales mágicos y su mayor deseo es estudiarlos y protegerlos. Lo que las películas no mencionan es que el estudio sistemático de las especies requiere un método de clasificación minucioso. Este método se denomina nomenclatura binomial y fue establecido por Carlos Linneo, un célebre muggle del siglo XVIII, aunque no parece que su propuesta haya calado en el mundo de los magos.




¿Por qué son importantes los nombres?

Una vez establecido qué consideramos una especie y cómo diferenciamos unas especies de otras, es necesario que cada una pueda identificarse con un nombre único y exclusivo que no dé lugar a equivocaciones (inequívoco). Sin embargo, es difícil porque una misma especie suele recibir un nombre distinto en cada lugar.



Tomemos como ejemplo el demiguise (cuyo nombre podría traducirse literalmente como “medio-aspecto” o “medio-disfraz”), un simio procedente del Lejano Oriente con largo pelo blanco y grandes ojos que tiene la capacidad de volverse invisible cuando se siente amenazado, así como de ver el futuro próximo. Lo más probable es que este animal, dependiendo de la región, reciba un nombre diferente. Además de demiguise, podría llamarse disguiser (“el que se disfraza”), demihider (“el que se medio-esconde”), monito vidente, o tarsero fantasma blanco (Nota: los tarseros son el grupo de primates al que probablemente pertenece este animal). A estos nombres se los denomina “nombres comunes” o “vulgares” y no tienen validez científica.


Por descontado, es habitual que el nombre de cada animal varíe muchísimo de un idioma a otro. Por citar otro animal fantástico, el escarbato, un pequeño topo con pico de ornitorrinco y la costumbre de coleccionar objetos brillantes en el bolsillo sin fondo de su tripa, en inglés se llama niffler (algo que no tengo muy claro cómo traducir).  




¿Quién fue Linneo y qué hizo?

Carlos Linneo fue un científico sueco del siglo XVIII. Toda su vida estuvo vinculada al ámbito académico, sobre todo enfocado a las especialidades de medicina y botánica. A lo largo de su vida, recorrió varias universidades, llegando a ser Rector de la Universidad de Upsala, en su Suecia natal, y encabezó multitud de expediciones científicas a lugares recónditos como Laponia.

Su obra más célebre es Systema naturae, publicada en 1735, en la que propone la clasificación de los seres vivos (y también la materia mineral) en varias categorías y subcategorías. La mínima unidad de clasificación es la especie. Las especies se agrupan en géneros, que a su vez forman órdenes, que forman clases, que forman reinos. Las categoríastaxonómicas actuales (referidas a los taxones o grupos en los que clasificamos a los seres vivos) se basan en la propuesta de Linneo.


Más allá de eso, otra gran aportación de Linneo fue la nomenclatura binomial, es decir, establecer que cada especie debía nombrarse de manera inequívoca mediante dos palabras que la identificasen y diferenciasen sin lugar a duda. El nombre binomial es lo que llamamos el “nombre científico” de una especie. Aunque Linneo no fue el primero en proponer este sistema, fue quien lo sistematizó y popularizó.


 ¿Cómo funciona la nomenclatura binomial?

La nomenclatura binomial establece que cada especie se define por dos palabras, que podríamos considerar su “nombre” y “apellido”. Estas palabras están en latín, que era el idioma científico internacional por excelencia en la época de Linneo, y suelen hacer referencia a alguna característica de la especie. 

La primera palabra indica el género al que pertenece la especie. Sería el “apellido” que comparten todas las especies de ese género. Recordemos que un género no es más que una manera de agrupar varias especies que están muy emparentadas entre sí, es decir, especies que descienden de un mismo “abuelo” más o menos reciente, evolutivamente hablando, y son “primas” cercanas.  

Consideremos que el demiguise pertenece al género Tarsius, un grupo de primates que comúnmente se llaman tarseros o tarsios. Su nombre se debe a que una de sus características más llamativas son sus largos huesos de pies (tarsos) y manos (metatarsos). Estos animales son unos pequeños primates de cola larga que viven en los árboles de las zonas tropicales del Sudeste Asiático, tienen hábitos nocturnos y son muy esquivos. Este comportamiento, unido a sus grandes ojos, ha llevado a que en muchos lugares se los considere fantasmas o demonios, como ocurría en Europa con las lechuzas. También encaja con el hecho de que J. K. Rowling y el equipo de Animales fantásticos retratasen al demiguise como una criatura huidiza y mística capaz de desaparecer a voluntad.

Tarsius tarsier, demiguise y Tarsius syrichta

En cualquier caso, las doce especies de tarsios que componen este género comparten la palabra Tarsius como la primera de su nombre científico, por lo que sería lógico que el nombre del demiguise también comenzase por Tarsius.

La segunda palabra, el “nombre” propiamente dicho, es la que define realmente a la especie y se denomina epíteto específico o nombre específico. Esta palabra suele ser un adjetivo que indica alguna característica peculiar de la especie, como su color, forma, lugar de procedencia o incluso su descubridor. Así, el Tarsius fuscus se llama así por su color marrón y el Tarsius pelengensis, porque vive en la isla de Peleng. Para el demiguise, lo lógico sería buscar un nombre que destaque su característica mágica más increíble: la de desaparecer. Por eso podríamos llamarlo Tarsius invisibilia (“tarsio invisible”).



Más ejemplos de animales fantásticos

El escarbato o niffler seguramente pertenezca al género Talpa, es decir, al género de los topos, que como sabemos son mamíferos excavadores que suelen vivir bajo tierra y están distribuidos por toda Eurasia. Dado que el escarbato es un topo mágico que solo se encuentra en la isla de Gran Bretaña, su epíteto específico podría hacer referencia a su lugar de procedencia, es decir, Talpa anglicanus (“topo inglés”).



Otra de las criaturas mágicas que podemos encontrar en la sorprendentemente grande maleta de viaje de Newt es el nundu, un felino gigantesco similar a un leopardo y originario del este de África. El nundu está considerado el animal más peligroso del mundo mágico por su ferocidad y su aliento tóxico. Además, en las películas de Animales fantásticos, el nundu puede hinchar la zona de alrededor de su cuerpo como si de la melena de un león se tratase cuando está enfadado o trata de intimidar a otro animal. Tanto el león (Panthera leo) como el leopardo (Panthera pardus) pertenecen al mismo género, por lo que es lógico pensar que este sea también el del nundu. Lo más lógico es que el nombre científico del nundu estuviera relacionado con su mortal aliento, por lo que podría denominarse Panthera foetidus (“pantera” o, en términos generales, “animal de presa”, “fétida” o “maloliente”).



No podíamos acabar la entrada sin hablar del Bowtruckle (cuyo nombre significa algo así como “reverencia dócil” o “siervo en forma de arco”, aunque también podría ser un juego de palabras con el término trunk, “tronco”). Este pequeño guardián de los árboles que Newt suele llevar en el hombro o en el bolsillo es probablemente la criatura más desconcertante en cuanto a clasificación. Tiene el aspecto de una pequeña rama o brote y parece más una planta que un animal



Sin embargo, como la película se titula Animales fantásticos, interpretaremos que se trata en efecto de un animal y, en ese caso, podemos identificarlo con un insecto palo, insecto hoja o insecto corteza. Estos insectos reciben el nombre de fásmidos (que procede del término griego para “fantasma” o “espectro”). En Europa hay algo más de quince especies de fásmidos, todas en la región mediterránea, lo cual resulta desconcertante dado que el Bowtruckle habita en el norte del continente. Teniendo en cuenta estas notables diferencias, en el caso de esta criatura que protege los árboles parece apropiado crear un nuevo género al que podríamos llamar Custos (“guardián”) que solo tendría una especie, el Bowtruckle. Para completar la definición sería adecuado decir Custos silvaticum (“guardián salvaje” o “guardián de los bosques”).



¿Qué os parecen las sugerencias? ¿Se os ocurre alguna otra propuesta de nombre científico para las criaturas de Animales fantásticos?

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Nota: No sé latín, así que pido disculpas si alguno de los nombres que he inventado para los animales no son correctos gramaticalmente. He escrito estas palabras por similitud a algunos nombres científicos conocidos y con la ayuda del traductor de Google.


Fuentes de las imágenes:
Paytm entertainment (via Warner Bros): demiguise 2
eCartelera: escarbato 2

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