En 2015 la
Asamblea General de las Naciones Unidas estableció la celebración del Día de la mujer y la niña en la ciencia el 11 de febrero. La de este año es solo la
tercera edición de esta iniciativa, pero su éxito es indiscutible. En los
últimos tiempos hemos asistido a un resurgimiento del movimiento feminista que,
entre otras cosas, reivindica el acceso de la mujer a puestos laborales de
responsabilidad. Esto es especialmente importante en ciencia, ya que, relegada
durante siglos a las tareas del hogar y la crianza, la mujer ha sido
frecuentemente considerada inferior al hombre física y también
intelectualmente. No es de extrañar por tanto que las profesiones asociadas a
un nivel alto de inteligencia, como la ciencia, sean tradicionalmente un ámbito
masculino.
Por suerte, iniciativas
como el día de la mujer y la niña en la ciencia contribuyen enormemente a
visibilizar la labor de las mujeres científicas y a despertar vocaciones en las
más pequeñas. A raíz de esto, se están poniendo en valor la vida y obra de
numerosas científicas de todas las épocas históricas. Por eso, quiero aportar
mi granito de arena a la celebración hablándoos de una de mis biólogas
favoritas: Lynn Margulis.
Nota: algunas
explicaciones de esta entrada implican biología celular a un nivel bastante
teórico. Como personalmente estoy especializada en Ecología y no quiero
utilizar tecnicismos, voy a mantener el lenguaje tan simple como sea posible,
utilizando símiles y sin entrar en muchos detalles.
¿Qué hizo Lynn Margulis?
Por qué debería interesarte esta científica
Lynn Margulis
fue una bióloga estadounidense del siglo XX especializada en genética. Su
visión de la naturaleza y los sistemas biológicos tenía un carácter holístico,
es decir, de conjunto, y defendió la idea de la cooperación como un importante
motor en la evolución de la vida. Fue una trabajadora incansable y dedicó sus
estudios principalmente al mundo de los microorganismos. Su principal
aportación a la ciencia fue la teoría endosimbiótica o teoría de la
endosimbiosis seriada (SET).
Seguramente
sepas que tradicionalmente se distinguen dos tipos de células: las procariotas (de
pro, “antes” y karion, “nuez” y, por extensión, “núcleo”) y las eucariotas (de eu, “verdadero”). Las células son
básicamente un “saquito” (membrana) lleno de líquido (citoplasma) y diversos
elementos necesarios para sobrevivir. Entre ellos el más importante es el ADN,
que contiene las “instrucciones” para “gobernar” el funcionamiento de la
célula. El ADN de las células procariotas se encuentra disperso por su
interior, mientras que en las eucariotas está “guardado” en un segundo “saquito”
interno, el núcleo. El típico ejemplo de célula procariota es la bacteria, un
grupo de seres vivos en el que encontramos organismos con todo tipo de formas y
características. Las células eucariotas son las que conocemos como células
animales y vegetales, y sus estructuras son por lo general mucho más grandes y
complejas que las de las bacterias.
El origen de la
vida y, en concreto, el de las células eucariotas, siempre ha sido una de las
grandes preguntas de la Biología. Con su teoría endosimbiótica, Lynn Margulis
propuso un proceso mediante el que, en un mundo remoto dominado por bacterias,
estas fueron uniéndose unas con otras para formar las células eucariontes.
Estas uniones
serían el resultado de una célula que intenta comerse a otra pero, en vez de
digerirla, la conserva en su interior y forma así un nuevo organismo. La teoría
distingue tres pasos:
1.
Una
célula se une con otra y forman un “saquito” móvil con una segunda membrana
interna que contiene el ADN, es decir, el núcleo. Tenemos la primera célula con
núcleo separado y, por tanto, eucariota.
2.
La
célula se asocia con una bacteria que es capaz de respirar oxígeno. Se trataría
de la mitocondria.
3.
La
célula incorpora una bacteria capaz de realizar la fotosíntesis, que sería lo
que conocemos como cloroplasto. Es el origen de las células animales.
Esta teoría,
aceptada hoy en día por la comunidad científica, consigue explicar de manera
ingeniosa y congruente por qué las mitocondrias y los cloroplastos son tan
“raros”. En la célula existen diversos orgánulos (un equivalente a lo que
llamamos órganos en nuestro cuerpo) con diferentes funciones. La mayoría no son
más que repliegues de la membrana, que contienen o producen ciertos elementos
químicos, pero las mitocondrias y los cloroplastos resultan más sofisticados. A
semejanza de muchas bacterias, tienen forma alargada, una membrana doble y, lo
que es más sorprendente ¡su propio material genético! La teoría endosimbiótica
utiliza estas evidencias para justificar que las mitocondrias tuvieran un
pasado como bacterias de vida independiente.
Dibujo conceptual y fotografía de una bacteria.
Dibujo conceptual y fotografía de un cloroplasto.
La mitocondria (digo “la”, pero cada célula eucariota puede contener cientos de
ellas) es la única parte de la célula capaz de convertir el oxígeno en energía,
es decir, de respirar. En las células vegetales, además de mitocondrias hay
cloroplastos, que presentan estas mismas peculiaridades “bacterianas” y además
son capaces de hacer la fotosíntesis. En resumen, estos orgánulos funcionan
como una especie de “fábrica de energía” celular. De aquí viene el concepto de
“endosimbiosis” (endo, “interior de”)
de la teoría de Lynn, haciendo referencia a que la unión de varios organismos
pudo ser altamente beneficiosa para ambos.
Las asociaciones simbiónticas pueden observarse también en nuestro estómago, en el que tenemos numerosos microorganismos que nos ayudan a digerir algunos compuestos.
También cabe
destacar que Lynn contribuyó posteriormente a la Hipótesis de Gaia, formulada
por su colega James Lovelock, que concibe la Tierra como un “superorganismo”
caracterizado por las interacciones de todos los seres vivos y sus ambientes.
¿Por qué fue importante su
trabajo?
Cómo entender la revolución que supuso
Yo estudié la
teoría endosimbiótica en mis libros de texto del instituto, por lo que me
parece totalmente lógica. Sin embargo, las ideas de Lynn Margulis fueron en su
momento muy controvertidas. A mediados del siglo XX, la evolución, basada en la
teoría darwinista, había recibido gran atención científica, pero se había
centrado en animales y plantas. Los microorganismos, y en concreto las
bacterias, eran estudiadas mayoritariamente en el campo de la medicina. Además,
estas investigaciones se centraban en su forma y función (su fisiología), pero
no se concedía apenas interés a su Evolución ni su Ecología. Por otra parte, se
creía que la competencia entre seres vivos era el motor principal de la
evolución.
En este
contexto, podéis imaginar el revuelo que provocó Lynn al defender que las
bacterias tenían un papel fundamental en la evolución de la vida y que se
trataba de una relación definida por la cooperación entre individuos. Lynn
necesitó hasta quince intentos para publicar sus primeros trabajos y fue
criticada por muchos defensores de la teoría darwinista que se aferraban a sus
ideas de una forma rígida y no admitían modificaciones. A pesar de ello, Lynn
se mantuvo firme en su teoría y reunió un gran número de estudios y evidencias
que apoyaban su trabajo.
¿Cómo era ella?
Seguro que ahora te interesa su vida
Lynn Petra
Alexander nació en 1938 en Chicago. Allí pasó su infancia y desarrolló las
primeras etapas de sus estudios, enfocada al campo de la biología y,
concretamente a la zoología y la genética. Fue en la Universidad de Chicago
donde conoció a su primer marido, el televisivo físico teórico Carl Sagan. Antes de los 25 años Lynn había tenido dos hijos y terminado su
máster en genética y zoología.
Después de eso
estudió Biología en la Universidad de Wisconsin y fue encadenando trabajos en
diversas universidades de todo el país. En 1964, poco antes de presentar su
tesis, se divorció de Carl Sagan. Se casó de nuevo en 1967 con un cristalógrafo
llamado Thomas Margulis, al que debe el apellido con el que se hizo
mundialmente famosa. Lynn tuvo otros dos hijos con su segundo marido pero
finalmente volvió a divorciarse en 1980, época en la que ella era una profesora
consagrada en la Universidad de Boston. Ya en la década de los 2000, Lynn tuvo
otra relación con el biólogo Ricardo Guerrero, pero no llegaron a casarse. La
científica falleció en 2011.
Mapa de Estados Unidos que refleja la trayectoria profesional de Lynn Margulis a lo largo de su vida.
Quiero destacar
que el cambio de apellidos, asociado a las tradiciones matrimoniales
anglosajonas, hicieron que la científica firmase sus primeros artículos como
Lynn Sagan, lo que a veces puede llevar a confusión. Aunque esta científica
decidió conservar el apellido de su segundo marido de por vida, y sé que lo habitual
cuando se habla de una personalidad en un texto es llamarla por su apellido, te
habrás fijado que a lo largo de la entrada yo he preferido referirme a ella por
su nombre de pila. No pretendo ser descortés con ello ni tratarla de manera
informal, pero veo más justo referirme a ella por el nombre que llevó durante
toda la vida y que era únicamente suyo.
Lynn y Carl Sagan en su boda.
¿Por qué la admiro?
Gran científica, mejor persona
Las ideas de
Lynn Margulis fueron originales y revolucionarias, resultado de una mente
creativa y una tremenda dedicación al trabajo. La semilla de la endosimbiosis
ya estaba presente en los trabajos de algunos científicos anteriores a Lynn,
que habían sido desestimados e incluso ridiculizados, pero ella fue quien
desarrolló esta teoría con datos y evidencias firmes. Aparte de su genialidad,
Lynn tuvo la fuerza necesaria para defender sus ideas con argumentos sólidos e ingenio y no
dejarse desanimar por sus detractores.
Por lo que
cuentan de ella sus conocidos en los numerosos reportajes que se le han
dedicado, y por lo que trasluce en sus entrevistas, Lynn fue una mujer alegre y
vivaracha, que se interesó por divulgar la ciencia y contrastar sus ideas con
científicos de diferentes ámbitos. Con su teoría de la endosimbiosis, la
científica defendió la idea de considerar los sistemas biológicos y su
evolución como un conjunto que engloba muchos niveles distintos, incluido el
microbiológico, al que hasta entonces, como hemos mencionado, no se prestaba
mucha atención.
En algunas
entrevistas, Lynn afirmó que ella no tuvo ninguna desventaja por ser mujer en
el ámbito científico, pero sin embargo esto contrasta con sus declaraciones
acerca de su vida personal. “No es humanamente posible ser buena esposa, buena
madre y una científica de primera clase. Nadie puede hacerlo… hay que renunciar
a algo”, comentó en una ocasión. Personalmente, y aunque la conciliación
familiar afecta a científicos y científicas por igual, intuyo que ser una mujer
de éxito en los años 60, durante la segunda ola de feminismo, debió influir
hasta cierto punto en el fracaso de sus matrimonios.
Lynn y su hijo Dorion Sagan, autor de exitosos libros de ensayo y divulgación científica.
En cualquier caso, hay que
reconocer la valentía de Lynn al priorizar su carrera como “científica de
primera clase”. Su amor por la ciencia la llevó a recorrer gran parte de su
país y del mundo, incluyendo viajes a países hispanoparlantes como México y
España, y a dedicarse a sus investigaciones con gran entusiasmo, dejando un
legado valiosísimo para los estudios en materia de evolución.
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@biolonita
Fuentes en las que he basado esta entrada:
Artículo en Wikipedia sobre la teoría endosimbiótica
Artículo en Muy Interesante
Artículo en Jotdown
Fuentes de las imágenes:
Europapress: imagen promocional del 11 de febrero
Germinando: fotografía del rostro de Lynn en blanco y negro
Pixabay: dibujo conceptual de una célula procariota, dibujo conceptual de una célula eucariota, bacterias verdes, dibujo de bacteria en forma de dos esferas, dibujo de bacteria en forma alargada (bacilo), dibujo de bacteria en forma de bacilo con apéndice (cilio), microorganismos del estómago, hoja de papel con la Tierra, cuadernos de espiral, bacterias azules, microscopio
Curiosoando: dibujo de mitocondria
nbi Health: fotografía de mitocondria
Significados.com: dibujo de cloroplasto
Virtualplant: fotografía de cloroplasto
Medium.com: joven Lynn frente al microscopio
Amazon: mapa de Estados Unidos
Pinterest: boda de Lynn y Carl Sagan
Jotdown: Lynn y su hijo
Mujeres con ciencia: Lynn frente al cartel "las mujeres también investigan
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