Yo voy a
ser rey león
¡¡¡AAAAAAAchiweñaaaa!!!
Aunque la mayoría de nosotros nos inventamos la letra de la canción como mejor
podemos, la escena es mítica. El sol asoma por el horizonte y asciende en forma
de ondas irregulares por un cielo teñido de rojo. A medida que se hace de día,
el plano se aleja mientras diversas especies salvajes van haciendo su aparición
una tras otra. Hablamos, por supuesto, de El rey león (1994). Se trata
de una película por la que nadie en Disney apostaba en un principio pero que
acabó convirtiéndose en un éxito nunca antes visto. Todo en la cinta es
espectacular: la animación, los protagonistas, la banda sonora… Entre todos
estos elementos, quizá uno de los mayores atractivos sea su forma de retratar a
los animales de la sabana como personajes amenos y entrañables. Sin embargo,
este reflejo no siempre es muy coherente con su modo de vida real. Por eso hoy,
aprovechando el nuevo remake de este clásico de la animación, vamos a
hablar de la vida de los leones. Preparad vuestro equipo de safari y ¡hakuna
matata!
Los
humanos somos animales sociales, y tal vez por eso nos resulta fácil aceptar
que el león vive en manada. Automáticamente, lo asociamos a nuestro concepto de
“familia” y tratamos de buscar un “papá”, una “mamá” y unos “hijos”. Suerte con
ello. En realidad, las manadas de leones tienen una organización bastante
diferente. Se trata de un grupo de hembras “dominado” por un macho, o en
ocasiones dos.
Ahora
estaréis pensando que en El rey león los únicos machos de la manada son
Mufasa y Scar, lo cual significa que Nala, por fuerza, debe ser hija de uno de
ellos. Por tanto, la entrañable pareja formada por Nala y Simba comparte un
vínculo de primos o medio hermanos. En realidad es un secreto a voces que mucha
gente ha comentado en blogs y vídeos a lo largo y ancho de internet, así que no
creo que os sorprenda.
Yo
quiero ir un poco más allá de esta anécdota incestuosa y reflexionar sobre sus
implicaciones. Sí, Simba y Nala son familia. Si asumimos que al final de la
película Simba se convierte en el nuevo “rey” y hereda así el harén de su
padre, las futuras crías de la manada serán medio hermanos, primos y tíos. Como
seguramente sabéis, la endogamia conlleva ciertos problemas, y a la larga suele
desembocar en individuos débiles y enfermizos. ¿Por qué no sucede esto en la
naturaleza?
La
respuesta es sencilla: si naces hembra te quedas en la manada, si naces macho,
te marchas. Si lo piensas, se trata de una estrategia excelente para reforzar
los vínculos de la manada y evitar la endogamia. La manada está formada por
hembras que comparten parentesco y vínculos sociales, ya que han crecido
juntas. Es una gran familia de madres, hijas, tías, primas y abuelas que están
mayoritariamente “predispuestas” a colaborar entre ellas. Los machos se ocupan
de copular con ellas, pero habitualmente no comparten con las leonas esta
fuerte relación social.
Amor compartido
De
manera general, medimos el éxito biológico de un individuo en función del
número de descendientes que tiene. Además, dependiendo de cómo sea la
estructura social de cada especie animal o su manera de emparejarse a la hora
de la reproducción, ser macho o hembra puede marcar una importante diferencia.
Es decir, machos y hembras tienen que hacer frente a distintas facilidades y
dificultades, estableciendo entre ellos lo que llamamos "competencia
sexual".
En el caso concreto del león, las hembras tienen la ventaja de
mantenerse toda la vida en un grupo en el que contarán con un macho para
fecundarlas y toda su familia para ayudar en la crianza de los pequeños. Para
los machos es un poco más complicado, porque una vez se marchan de la manada en
la que crecieron necesitan encontrar una nueva y defenderla frente a otros
competidores y frente a cualquier amenaza externa. Mantener la manada bajo
control es difícil, y por eso sus "reinados" suelen durar alrededor
de un par de años.
Eso también significa que, si cuando llegan a la manada hay
crías es un problema. El macho quiere reproducirse y probablemente no tenga la
oportunidad de controlar esa manada durante mucho tiempo, pero las hembras no
están en celo. El macho no puede esperar a que las crías crezcan, y ni mucho
menos se va a ocupar de proteger a los retonos de otro león. De ese modo, el
infanticidio no es un suceso extrano en las manadas de leones. Por supuesto,
desde la perspectiva humana no es un suceso agradable, y para las hembras
supone una importante pérdida personal y también desde el punto de vista de su
éxito biológico.
Por otra parte, defender la manada es más fácil con algo de
ayuda, y por eso es habitual que dos machos compartan el dominio de una manada,
como sucede con Mufasa y Scar (aunque parece que este no se come un colín). De
hecho, es común que en este caso los machos sean hermanos que abandonaron
juntos la manada donde nacieron. Eso ayuda a que entre ellos exista confianza
mutua. Además, ambos copulan con todas las hembras. Esto es muy conveniente
para las crías, ya que así los machos no saben de quién es cada cría (que a
unas malas, si no es hijo de uno de los machos, es su sobrino) y las defenderán
a todas por igual.
Vale la pena destacar, además, que el león en realidad es una excepción entre los felinos. Los tigres o los leopardos, por ejemplo, tienen por lo general un modo de vida solitario y solo se juntan para reproducirse. El sistema de vida del león es muy específico.
Ser o no ser rey león
Por supuesto, El rey león no merece ser criticado por ser inexacto con la vida salvaje. Se trata de una película de ficción, no de un documental. Como seguramente sabrás, parte de su argumento está tomado de la obra Hamlet de William Shakespeare. En ella, Hamlet, el príncipe de Dinamarca huye de su hogar cuando su padre el rey muere en extrañas circunstancias, en realidad asesinado por el tío de Hamlet, como sucede con Scar y Mufasa.
En cualquier caso, el león es un ejemplo perfecto para retratar el clásico con animales. Desde la Antigüedad, el león se ha asociado frecuentemente al coraje y la valentía, tal vez por considerarse un fiero depredador. De ese modo, personajes como Mufasa o Simba encarnan perfectamemte el espíritu de realeza.
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