¿Qué es el
viento? Dumbo en movimiento
Dumbo (1941) es
probablemente uno de los personajes más entrañables de Disney. Sin duda, una de
las claves de la historia es la empatía que nos inspira este pequeño bebé
elefante que sufre las burlas de los animales del circo debido a su torpeza y,
sobre todo, a sus grandes orejas. De hecho, es apodado Dumbo porque dumb, en inglés, significa “tonto”. Por
suerte, Dumbo al final consigue que su gran defecto se convierta en su mayor
virtud: sus descomunales orejas le permiten volar. Este Patito feo sigue enterneciéndonos a día de hoy y enlaza
perfectamente con los temas de acoso y bullying
que tan presentes están en la sociedad actual. Tal vez por eso tengamos
tantas ganas de ver la nueva versión que acaba de estrenarse. Por supuesto,
sabemos que se trata de una historia de ficción porque, aunque los elefantes
tienen las orejas más grandes del mundo animal, por supuesto todavía no existe
ninguno que las utilice para volar. ¿Por qué son tan enormes entonces? Y, ¿qué
hace falta para que un animal sea capaz de volar? En la entrada de hoy hablamos de aire, sonido y altos vuelos. ¡Abrochaos los cinturones!
Abuelita, ¡qué orejas más
grandes tienes!
Las orejas o
pabellón auricular son la parte más externa del sistema auditivo. La forma en
“embudo” de las orejas funciona como una “antena parabólica” que ayuda a
conducir las ondas de sonido hasta la parte interna del oído. Como seguramente
habrás estudiado muchas veces, en los mamíferos, y particularmente los
vertebrados, el oído se compone de tres partes: externo, medio e interno. Los
sonidos que llegan al oído hacen vibrar una membrana, el tímpano. Esta
vibración se transmite por la cadena de los tres huesecillos del oído medio y
finalmente llega a los espacios llenos de líquido del oído interno, donde es
detectada por unas células nerviosas especializadas que transmiten la
información al cerebro.
Los mamíferos
somos los únicos animales con orejas y también los únicos con tres huesos en el
oído medio (martillo, yunque y estribo) en vez de uno. Estas piezas derivan de
unos huesos que, en nuestros ancestros de hace 300 millones de años, formaban
parte de la mandíbula. Se cree que, cuando aparecieron los primeros mamíferos
allá por la época de los dinosaurios, la mejora del sistema auditivo fue muy
importante porque estos mamíferos eran principalmente pequeños animalillos
nocturnos, parecido a pequeños roedores, que necesitaban orientarse en la
oscuridad.
El dimetrodon, el famoso "dinosaurio con una vela en la espalda" y ancestro directode los mamíferos, no presentaba la cadena de tres huesecillos. Este pequeño animal con pinta de musaraña o zarigüella, el Adelobasileus, fue uno de los primeros mamíferos y sí la tenía.
Más información sobre el paso de los huesos de la mandíbula a los del oído en la web Understanding evolution (en inglés).
Como es lógico,
el sonido es una fuente de información fundamental en la vida de un animal para
analizar su entorno y detectar la presencia de depredadores o presas. En este
contexto, los mamíferos han desarrollado una enorme variedad de orejas. Además,
la mayoría de estos animales cuentan con gran cantidad de músculos encargados
de mover las orejas en todas direcciones para detectar la intensidad y
dirección de la que provienen los sonidos. Muchos de ellos pueden incluso mover
cada oreja de manera independiente. Algunos ejemplos típicos de grandes orejas que además pueden moverse independientemente serían los
conejos y los felinos como el caracal o el serval.
Un caso extremo
de orejas grandes y complejas sería el murciélago, que es famoso por
desarrollar su vida en la oscuridad y orientarse por el sonido.
También
conviene mencionar que, si bien las orejas son exclusivas de los mamíferos, no
son la única manera de mejorar la audición. Las aves, por ejemplo, pueden
utilizar la forma y dirección de sus plumas para hacer esta función de “embudo”
tan típica de la oreja.
La
forma redondeada de la típica “careta” de las lechuzas les permite captar el
sonido de su entorno. En vez de mover las orejas, estos animales mueven la
cabeza para detectar el sonido. Por eso es frecuente que veas a las lechuzas o
los mochuelos girando el cuelo hacia todas direcciones. Puedes aprender más
sobre el desarrollo del oído en la entrada sobre depredación del blog.
Alzando el vuelo
Probablemente,
la asociación de los elefantes como Dumbo con la capacidad de volar se debe a
que el movimiento de estas enormes orejas nos recuerda al aleteo de los animales
con alas. Es cierto que para que un animal sea capaz de volar las alas por lo
general deben tener una gran envergadura en relación al tamaño del animal, pero
esa no es la única condición.
Las alas de las aves como el águila suelen tener una envergadura muy grande comparadas con el resto de su cuerpo.
El vuelo es una
actividad que implica un enorme gasto energético y unos músculos muy potentes
que lo lleven a cabo. Las aves, el grupo de vertebrados voladores por
excelencia, poseen en consecuencia unos músculos extremadamente fuertes que
sujetan las alas al cuerpo y permiten impulsarlas. Se trata del músculo
pectoral y el supracoroides. Estos dos músculos, además, se apoyan sobre una
estructura esquelética especial: la quilla. Esta es una extensión del esternón,
que está por tanto en el centro del cuerpo y además de servir de punto de
agarre para los músculos contribuye también a mantener la estabilidad y la
posición. Además, las aves presentan otras adaptaciones al vuelo, como una
menor densidad de los huesos y varios tipos especializados de plumas que les
permiten controlar hacia donde vuelan.
Como podéis
imaginar, las orejas de los elefantes, como en todos los mamíferos, están
hechas de cartílago y los músculos que las mueven no son especialmente fuertes
ni se apoyan sobre ninguna estructura esquelética resistente al peso. Esto
significa que un elefante no sería capaz de impulsar sus orejas con la fuerza
suficiente para alzar el vuelo ni sería capaz de “sostenerse” sobre ellas
durante un vuelo. Además, su posición en la cabeza no ayudaría mucho a la
estabilidad del animal. Por supuesto, esta magia de lo imposible es lo que hace
que nos guste Dumbo.
No solo de sonido viven las
orejas
Como hemos
visto, las orejas grandes como las que poseen los elefantes sirven para
conducir los sonidos al oído interno de manera muy eficiente, pero esa no es su
única función. De hecho, aunque los elefantes pueden beneficiarse de su agudo
oído, no son animales que tengan una necesidad especialmente grande para
localizar presas, porque son herbívoros, ni depredadores, porque no suelen ser
la presa habitual de ninguno. Entonces ¿por qué, por qué son tan grandes?
La respuesta es
el calor. Seguramente hayas visto muchas veces a los elefantes mover sus orejas
como si se tratasen de dos gigantescos abanicos. Esto se debe, efectivamente, a
que los elefantes viven en zonas muy cálidas y necesitan bajar su temperatura
corporal. El movimiento de abanico ayuda a crear corrientes de aire que
refrescan todo el cuerpo y mantienen alejadas a las moscas y otros insectos.
Además, las
orejas también ayudan a disipar el calor de manera pasiva. Las orejas son
grandes y finas, y están llenas de capilares sanguíneos. Cuando la sangre
proveniente del cálido interior del cuerpo y pasa por las orejas entra en
contacto con la temperatura del aire y su temperatura baja. Esta sangre
enfriada regresa al cuerpo y ayuda a disminuir la temperatura corporal. Este
mecanismo también aparece en otros muchos mamíferos de zonas cálidas, como el
fenec o el jerbo.
Aunque está
claro que Dumbo no podría volar en el mundo real, ahora sabemos que, por lo
menos, sus enormes orejas le servirían para refrescarse los días de calor. En
cualquier caso, en el mundo de la ficción, este querido personaje continuará
inspirándonos como símbolo de ilusión y superación.
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@biolonita
Fuentes de las imágenes:
Amazon: póster Dumbo (1941)
Wikipedia: oído, Dimetrodon, Adelobasileus, murciélago, músculos y huesos de las aves
Pixabay: serval, conejo, lechuza, águila, elefante de frente, grupo de elefantes, fenec
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