martes, 11 de febrero de 2020

Margarita Salas y la replicación del ADN

Día de la mujer y la niña en la ciencia 2020

La ciencia es una profesión exigente, que demanda esfuerzo, tiempo y dedicación. Quizá es por eso que las mujeres, tradicionalmente consideradas más débiles y relegadas al hogar, lo han tenido muy difícil para desarrollar carreras científicas. Por suerte, esta tendencia está cambiando. El papel de la mujer en la sociedad es cada vez más amplio y existe un gran interés por dar a conocer la labor de las científicas y contribuir a despertar nuevas vocaciones. La mejor ocasión para ello es hoy, 11 de febrero, día de la mujer y la niña en la ciencia. Como ya hicimos el año pasado con Lynn Margulis, quiero aprovechar la oportunidad para hablaros de una de las grandes científicas modernas que han abierto el camino para las nuevas generaciones. Hoy es el turno de Margarita Salas, referente de la biología molecular en España.



¿Qué hizo Margarita Salas? 

Margarita Salas es sin duda una de las científicas españolas más famosas. Su hallazgo más importante fue la ADN polimerasa del bacteriófago phi29. Creo que no existe una manera sencilla de enunciarlo, así que vayamos por partes. El phi29 es un virus que ataca a diversas bacterias (de ahí que sea un “bacteriófago”, de bacteria y fago, “comer”). La más conocida de sus “víctimas” es Bacillus subtillis, una bacteria fácil de encontrar en el suelo y habitualmente inocua para el ser humano. Como probablemente sabes, los virus son apenas una “bolsita” (cápsula) que contiene ADN. Para reproducirse, inyectan este ADN en una bacteria. Una vez ahí, el ADN del virus se engancha al de la bacteria y usa la “maquinaria” de la bacteria para hacer copias de sí mismo y de su cápsula, hasta que finalmente la nueva “horda” de virus rompe la membrana de la bacteria y parte en busca de nuevas “víctimas”. Este modo de acción hace que los virus sean muy útiles para estudiar procesos relativos al ADN.   


Dibujo del phi29

Precisamente, a finales de los años 60, Margarita Salas y su equipo se disponían a iniciar una investigación sobre los mecanismos de replicación del ADN, es decir, la manera concreta en que el ADN se copia durante los procesos biológicos. Aunque esta es una de las cuestiones más básicas en la biología molecular, en aquel momento esta rama científica apenas estaba dando sus primeros pasos.



Estas dificultades motivaron al equipo a buscar un sistema de estudio sencillo, y dieron con el phi29, que tiene apenas 20 genes. Durante las investigaciones, Margarita Salas y su equipo encontraron que la manera de copia de este virus era muy especial. Durante la replicación del ADN, que hemos explicado de manera resumida, entran en juego varias enzimas (proteínas implicadas en reacciones químicas) que cortan, construyen o unen pedazos de cadena de ADN. En el caso del phi29, la científica descubrió la existencia de una polimerasa (una de esas enzimas que construyen nuevas cadenas de ADN) que también funciona para las células humanas. Esto abrió un amplísimo abanico de posibilidades para analizar material genético humano, por ejemplo en medicina o ciencias forenses.



¿Por qué fue importante su trabajo?

Quizá uno de los motivos de la fama de Margarita es que la polimerasa del phi29 es la patente más rentable en la historia del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y máximo responsable a nivel público de la labor científica en España). Es decir, el descubrimiento de Margarita generó enormes beneficios que han ayudado a promover y financiar la labor investigadora en el país.



Además, al convertirse en una figura visible de la ciencia española, Margarita ha hecho una enorme labor divulgativa dando a conocer la figura del científico. Destaca especialmente la importancia que le dio al papel de la investigación a nivel básico, esto es, la investigación de preguntas interesantes en sí mismas, sin buscar a priori una aplicación práctica. Su trayectoria es la prueba de que este tipo de investigación es indispensable para conocer en profundidad el mundo que nos rodea y sentar las bases de nuevas investigaciones. Aunque es probable que siguiendo este camino en algún momento se llegue a alguna aplicación práctica, la científica siempre defendió que esta no debía ser la prioridad.




¿Cómo fue su carrera?

Margarita Salas solía decir que su carrera no habría sido posible sin el apoyo de tres grandes hombres en su vida: su padre, su marido y su maestro.



Margarita Salas Falgueras nació en Asturias en 1938. Su padre era médico y desde joven la animó a ella y a sus hermanos a estudiar. Margarita estudió en la facultad de Químicas de la Universidad Complutense de Madrid y realizó su tesis doctoral bajo la supervisión de Alberto Sols, considerado el pionero de la biología molecular en España. Fue durante esta época de estudiante cuando Margarita conoció a su marido, Eladio Viñuela, que compartía profesión con ella. Aunque Margarita desarrolló una labor excelente en su tesis, cuenta que se sintió discriminada por su director, que en numerosas ocasiones menospreciaba su trabajo por ser mujer.



Tras terminar la tesis, Margarita y Eladio se marcharon a Nueva York para trabajar con el que Margarita consideró siempre su gran maestro: Severo Ochoa. El matrimonio pasó tres años en Estados Unidos (de 1964 a 1967) en el equipo del célebre premio Nobel, obteniendo una experiencia valiosísima sobre la manera más puntera de hacer ciencia que aplicarían más tarde en su país natal.


Margarita Salas junto a Severo Ochoa.

A su regreso a España, Margarita y Eladio siguieron líneas de investigación distintas. Ella se centró en el virus phi29 del que hemos hablado, mientras que Eladio investigó sobre el virus de la peste porcina africana, que por aquel entonces estaba causando estragos en los cerdos de Extremadura. Aunque desde aquel momento la carrera de Margarita se mantuvo asociada al phi29, durante su dilatada trayectoria la científica participó en muchos otros proyectos, incluyendo temas como la codificación de proteínas en el ADN o algunas rutas moleculares asociadas a la insulina. Su carrera estuvo principalmente asociada al Centro de Biología Molecular Severo Ochoa de Madrid. Además, a lo largo de su vida, Margarita ha formado parte de numerosas instituciones científicas (como la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales o la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos) y ha recibido importantes premios a nivel internacional.


Margarita Salas en 2019, tras recibir el Premio al Inventor Europeo.

Lo más interesante es que estos reconocimientos no se limitan al ámbito científico, sino que también han llegado a la sociedad general, ya que ha sido protagonista de incontables entrevistas y reportajes en los medios de comunicación y su nombre se ha utilizado para institutos y calles. También cabe destacar que un mes después de su fallecimiento, sucedido el pasado noviembre de 2019, el Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC se renombró en su honor.



¿Por qué la admiro?

Margarita Salas fue una trabajadora incansable que desarrolló su profesión con empeño y pasión. Su papel fue indispensable para desarrollar la biología molecular en España y poner en valor el papel de la mujer en la ciencia en este país y momento histórico. Además del enorme esfuerzo volcado en su trabajo, creo que su labor más allá del laboratorio ha sido fundamental para visibilizar la importancia de la investigación y de las mujeres científicas. Sus numerosas apariciones públicas, donde se muestra segura, directa y apasionada por su trabajo, la convirtieron en un símbolo de la ciencia en España.



Por otra parte, Margarita también es un ejemplo de conciliación familiar-laboral. Aunque en varias entrevistas admite haberse sentido discriminada por ser mujer, no dejó que eso la frenara. Durante su tesis y su época post-doctoral (los primeros años después de la tesis), su marido y ella decidieron dedicarse al cien por cien a sus carreras, y fue solo después cuando formaron una familia. Cuando nació su hija, Margarita tenía 37 años, es decir, era "mayor" para ser madre primeriza. En la actualidad, la media española para tener el primer hijo es 31 años (en 2018). Retrasar esta edad es especialmente habitual entre mujeres científicas, pero esto a veces conlleva problemas y estigmas. En la década de 1970, cuando Margarita fue madre, la edad se situaba en los 25 años. Este dato me parece especialmente admirable ya que en la entrada que dedicamos el año pasado a Lynn Margulis la científica afirmaba que era imposible conciliar una carrera científica de éxito con un matrimonio y familia perfectos.

Margarita Salas en el laboratorio junto a su marido.

Por todo ello, Margarita Salas fue una científica excepcional tanto a nivel académico como personal y su figura servirá siempre de ejemplo para las nuevas generaciones y, en especial, como modelo para despertar vocaciones científicas entre las mujeres.




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@biolonita

Fuentes de las imágenes:
Europapress: imagen promocional del 11 de febrero
Wikipedia: phi29
Freepik: dibujo de investigadora y ADN, médica y ADN
CSIC: logo CSIC
El confidencial: Margarita con los resultados de unas pruebas en el laboratorio
Mujeres con ciencia: Margarita de niña
El diario.es: antigua foto de Margarita en el laboratorio, Margarita frente al ordenador, Margarita y su marido
El comercio: Margarita y Severo Ochoa
Innovaspain: Margarita con el Premio a Inventor Europeo
CIB: logo CIB