lunes, 7 de marzo de 2022

Batman y los murciélagos

Sin ninguna duda, Batman es, junto a Superman, el héroe más emblemático del sello editorial DC Cómics. Nuestro querido caballero oscuro es un justiciero sin súper-poderes pero experto en el sigilo, la lucha cuerpo a cuerpo y el uso de tecnología punta. Puede que su popularidad se deba precisamente a su halo de misterio, dramatismo y oscuridad. Fiel a este espíritu, la reciente película The Batman  (2022) se une a una larga lista de adaptaciones al cine y la televisión en las que nuestro héroe se las ha visto con el Joker, el Pingüino, Hiedra Venenosa o el Espantapájaros. Sin embargo, en la entrada de hoy le someteremos a un reto al que nunca se ha enfrentado: demostrar si tiene suficientes similitudes con los murciélagos reales para ganarse el derecho de llamarse “Batman”.

Fuente: Sensacine 

Soy Batman

Los murciélagos, animalillos sin gran fuerza física ni armas de depredador, no son una opción obvia para crear un súper-héroe. Sin embargo, tienen un simbolismo muy poderoso como criaturas de la noche, lo desconocido y lo sobrenatural, al igual que sucede con otros animales nocturnos como los lobos o las lechuzas.

Fuente: Pixabay

A lo largo de los siglos, los murciélagos han sido asociados con los poderes sobrenaturales malignos en diversas culturas europeas, africanas y americanas (aunque también tienen connotaciones negativas en la tradición china y algunos pueblos centroamericanos). Su fuerte relación con los vampiros en los mitos del este de Europa se debe también a su modo de vida nocturna y no al hecho de alimentarse sangre (hemofagia), que solo está documentado para tres especies de amplia distribución en Sudamérica.


En este cómic de Disney de 1934, un ratón desea poder volar como los pájaros, pero lo que consigue son unas alas de murciélago que aterran al resto de sus amigos y le condenan a vivir en la oscuridad rodeado de unos murciélagos con aspecto malvado. Finalmente, el ratón revoca su deseo. Fuente: Pinterest

Los motivos por los que Bruce Wayne decide utilizar el murciélago como símbolo dependen de la versión. Sus creadores Bill Finger y Bob Kane lo justificaron en sus cómics como una inspiración fortuita debido a un murciélago que entró volando por la ventana cuando Bruce Wayne tomaba la decisión de convertirse en un justiciero de la noche que inspirara miedo en los criminales. En algunos cómics también se ha sugerido que su traje se basaba en un disfraz que llevó su padre en una fiesta. En otras ocasiones, como en Batman begins (2005), la idea proviene del temor que Bruce tenía a los murciélagos de pequeño y que ahora quiere transmitir a sus enemigos.

"¡Un murciélago! ¡Eso es! Es una señal. Debo convertirme ¡en un murciélago!"

¿Es un pájaro? ¿Es un avión?

Los murciélagos (orden Chiroptera) engloban unas 1400 especies clasificadas tradicionalmente en dos grandes grupos: los macroquirópteros (más grandes, presentes en las regiones tropicales de Asia y África y mayoritariamente frugívoros) y los microquirópteros (más pequeños, de distribución amplia y mayoritariamente insectívoros), en los que nos centraremos como inspiración más probable para Batman.

Los microquirópteros son los murciélagos más conocidos y en los que se basa el personaje de Batman. Fuente: Wikipedia

Los macroquirópteros como el zorro volador son, generalmente, murciélagos grandes, tropicales y frugívoros. Fuente: Pixabay

Análisis genéticos realizados desde la década de los 2000 han descubierto que en realidad estos grupos no son tan claros, sino que los macroquirópteros están más emparentados con seis órdenes de microquirópteros (dentro de un grupo llamado Yinpterochiroptera o Pterodiformes) y el resto de microquirópteros forma otro grupo de especies hermanas (Yinpterochiroptera, o Vespertilioniformes).

Los macroquirópteros son los integrantes del grupo Pteropodidae, el primero en la imagen, en color naranja. Sin embargo, no forman un grupo totalmente diferente a nivel filogenético ("genealógico") al resto de murciélagos. Fuente: Jones and Teeling, 2006

En cualquier caso, una de las características clave de todos los murciélagos es que son los únicos mamíferos capaces de volar. La estructura de sus alas proviene de la elongación de cuatro de los dedos de la mano, a diferencia de las aves, cuyas alas son equivalentes a los huesos de los brazos de otros vertebrados. Esta anatomía hace que los murciélagos sean más hábiles que las aves realizando giros rápidos y precisos durante el vuelo.


Para saber más, visita la entrada del blog sobre estructuras homólogas y análogas explicado con Lego. 
Como curiosidad, en el cómic de Disney El ratón volador las alas que obtiene el ratón salen de su espalda como un apéndice extra, así que no son equivalentes ni a las de las aves ni a las de los murciélagos.

El vuelo de cada especie de murciélago es particular. La proporción entre el tamaño del cuerpo y las alas y la forma de estas varía para cada especie, y eso afecta a su habilidad para volar. Se cree que estas características pueden relacionarse, entre otras cosas, con el modo de alimentación de los murciélagos. Por ejemplo, las especies que capturan insectos durante el vuelo tienden a tener cuerpos más pequeños en proporción a sus alas y son por tanto capaces de volar a gran velocidad.

Diferentes formas de alas en murciélagos. Fuente: Pixabay

La capa de Batman recuerda sin duda a las alas de un murciélago y, si no volar, le permite al menos planear desde las azoteas de los rascacielos de Gotham. Esta característica representa muy bien a los murciélagos, que suelen comenzar su vuelo dejándose caer desde un sitio elevado como los techos de cuevas o ramas de árboles donde descansan. Por lo general, bajan al suelo raramente y pueden tener dificultades para emprender el vuelo desde ahí.


Fuente: Sensacine

Una vida en las sombras

Debido a que muchos murciélagos tienen hábitos nocturnos y grandes orejas, tradicionalmente se ha pensado que estos animales tenían una mala visión pero un gran sentido del oído. De hecho, la palabra murciélago en castellano significa “ratón ciego” (del latín mur caecus).

Fuente: Elifesciences

Sin embargo, la manera en que se orientaban en la oscuridad fue un misterio durante mucho tiempo. En el siglo XIX se probó que los murciélagos no eran capaces de orientarse si se les tapaba las orejas, y se propuso que los animales eran capaces de detectar sus alrededores debido a un sentido del tacto muy desarrollado en las membranas de sus alas y sus orejas. No fue hasta la década de 1940 cuando se descubrió su capacidad para ecolocalizar, es decir, para emitir sonidos de determinada frecuencia e interpretar dónde se encuentran los obstáculos a su alrededor en base al lugar desde donde estos sonidos rebotan.

Fuente: Wikipedia

Este hecho ha fascinado desde entonces a los científicos, que han descrito cómo diferentes especies de murciélagos utilizan diferentes frecuencias y duración de sonido para orientarse, encontrar presas o comunicarse. Se cree que la ecolocalización fue un hito clave en la evolución de los murciélagos como adaptación a la vida nocturna.

Fuente: Pixabay

La máscara de Batman cuenta con unos añadidos en forma de orejas de murciélago. Aunque, por lo que sabemos, se trata únicamente de un adorno, nuestro héroe utiliza la tecnología para orientarse en la oscuridad, investigar misterios y sorprender a sus enemigos. Por lo tanto, Batman no comparte la ecolocalización con los murciélagos, pero ha sabido “adaptarse” al medio nocturno como ellos.

Fotograma de El caballero oscuro (2008). Fuente: Sensacine

¡A la batcueva! ¿O al batárbol?

La gran mayoría de murciélagos son sociales, aunque el tamaño de sus grupos y su estabilidad a lo largo del tiempo varía enormemente entre especies. Estas sociedades pueden ser increíblemente grandes y complejas, y han sido el objeto de numerosos estudios. Debido a sus hábitos nocturnos, los murciélagos necesitan buscar un refugio durante el día que los proteja de posibles depredadores. Sin embargo, solo unas pocas especies utilizan cuevas para elloSe ha propuesto que la razón principal para que estas especies formen grandes colonias (a veces de miles de individuos) es que la disponibilidad de cuevas no es muy abundante. 


En realidad, la mayoría de especies de murciélago utilizan como refugio las copas o la corteza de los árboles y sus grupos son más pequeños. En muchas especies pueden encontrarse comportamientos gregarios solo en ciertas épocas del año o grupos de 10 – 100 individuos formados por hembras y crías mientras que los machos son solitarios.

Fuente: Pixabay

En este punto Batman presenta una contradicción, porque tiene su guarida secreta en una cueva, donde típicamente se encuentran murciélagos en grupos grandes, pero él es un “macho solitario”, más típico de las especies que duermen en árboles.

Fotograma que muestra la batcueva en Batman (1989). Fuente: Batman Fandom

 Veredicto: aprobado por los pelos

Batman no cumple con todas las características clave de los murciélagos, pero sí que tiene un sobresaliente en el modo de vida nocturno, la capacidad de ver y oír cosas ocultas al resto de humanos y los vuelos acrobáticos. Además, genera a su alrededor un halo de misterio que captura perfectamente los tópicos populares asociados a estas criaturas de la noche. Por tanto, por lo que respecta a esta entrada Batman ha vuelto a salir triunfante y puede exhibir orgulloso su emblema de murciélago.

Fuente: Wallpaperaccess

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Principales fuentes consultadas:

Páginas de Wikipedia sobre Batman, el Bat-traje, los murciélagos y su modo de vuelo

Griffin, D. R., & Galambos, R. (1941). The sensory basis of obstacle avoidance by flying bats. Journal of Experimental zoology.

Jones, G., & Teeling, E. C. (2006). The evolution of echolocation in bats. Trends in Ecology & Evolution, 21(3), 149-156.

Kerth, G.(2008). Causes and consequences of sociality in bats. Bioscience, 58(8), 737-746.

Norberg, U. M., & Rayner, J. M. (1987). Ecological morphology and flight in bats (Mammalia; Chiroptera): wing adaptations, flight performance, foraging strategy and echolocation. Philosophical Transactions of the Royal Society of London. B, Biological Sciences, 316(1179), 335-427.

Ross, K. B.(2003). Bat Ecology. University of Chicago Press.

 

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