miércoles, 7 de noviembre de 2018

Historia medioambiental contada con canciones de Queen


Ecological rhapsody


We are the champions, Show must go on, I want to break freeEs imposible leer estos títulos sin tararear (o cantar a voz en grito) cada canción. La obra de Queen ha marcado un antes y un después en la Historia de la música hasta el punto de mantener una legión de fervientes seguidores a día de hoy, como demuestra la reciente película Bohemian Rhapsody (2018). Las canciones de Queen son originales, rompedoras y transgresoras, y sus letras tratan temas tan universales como el éxito y el fracaso, el amor y el desengaño, la alegría desenfrenada y la culpa irremediable. En la entrada de esta semana quiero rendir un merecido homenaje a esta excepcional banda contando mediante sus canciones una de las mayores historias de amor, odio, celos y reconciliaciones del mundo: la del ser humano y el medio ambiente. ¡Dentro música!



I want it all: la sobreexplotación de los recursos naturales

I want it all (“Lo quiero todo”) fue el mayor éxito del álbum The miracle (“El milagro”), publicado en 1989, una época en la que Queen ya se había convertido en una banda de referencia con otros once discos a sus espaldas. La canción habla de la ambición y el valor de pelear por conseguir mejores condiciones de vida, rozando el egoísmo, temas que pueden verse reflejados en el espíritu de lucha humano frente al reto de conseguir alimento, refugio y otros bienes de un entorno a priori hostil.


Empujado por esta determinación (como dice la canción, I'm a man with a one track mind, “soy un hombre con una mente de ideas fijas), y gracias a una gran habilidad para resolver problemas complejos, el ser humano ha modificado el medio ambiente desde tiempos inmemoriales de manera más eficiente que cualquier otro animal. Aunque se cree que ya los cazadores nómadas pudieron influir en la extinción de especies de macrofauna, como el oso de las cavernas o los mamuts, los impactos negativos del ser humano comenzaron a hacerse evidentes cuando se volvió sedentario y empezó a explotar de forma sistemática los recursos madereros, mineros y agrícolas. 


Suele decirse que las culturas antiguas no eran capaces de explotar estos recursos hasta el punto de agotarlos (lo que podría resumirse de nuevo en “lo quiero todo, y lo quiero ahora”), pero en algunas ocasiones ocurrió. Por ejemplo, la minería intensiva de civilizaciones como Egipto, Grecia y, especialmente, Roma, ocasionó el agotamiento de numerosos yacimientos.

En cualquier caso, la sobreexplotación de los recursos naturales se aceleró a partir de los siglos XVIII y XIX, con la Revolución Industrial. La máquina de vapor revolucionó todos los sectores industriales (textil, siderurgia, metalurgia…), así como las comunicaciones y el transporte, pero también favoreció la extracción desmesurada de combustible (fundamentalmente, leña y carbón). La Segunda Revolución Industrial, con el desarrollo del uso de la electricidad  y los avances técnicos en numerosos campos (el telégrafo, el aeroplano…), no hizo sino incrementar esta tendencia. En resumen, un aumento acelerado en el uso de los recursos (so much to do in one lifetime, “tanto que hacer en una sola vida”) que el ser humano tomó al grito de just give me what I know is mine (“solo dame lo que es mío”) y no supo gestionar a tiempo.


Interesante artículo sobre la explotación minera de los romanos e información general sobre la minería en el Antiguo Egipto.


Under pressure: los tipos de recursos naturales y el riesgo de perderlos

Under pressure (“bajo presión”), publicada en 1982 en el disco Hot Space (“Espacio caliente”), fue compuesta conjuntamente por los músicos de Queen y David Bowie, y es uno de los éxitos más célebres de ambos. El tema refleja la frustración de vivir en una sociedad alienada, en un mundo cuyas reglas no están motivadas por el amor ni el bienestar del prójimo. Puede interpretarse como un canto contra la guerra, las injusticias sociales o la discriminación, pero vamos a enfocarlo hacia las presiones que el ser humano genera sobre el medio ambiente.


La demanda de combustible, energía y materiales derivada de la mejora de la tecnología, la intensificación agraria y el crecimiento demográfico nos condujeron a un siglo XX que terminó contaminado y agotado (is the terror of knowing what this world is about, “es el terror de saber de qué va este mundo”), dominado por el uso de recursos no renovables como el petróleo y sus derivados. Los recursos no renovables son aquellos que no se regeneran o que tienen un tiempo de regeneración largo comparado con la vida humana (de millones de años, por ejemplo), por lo que se considera que si se utilizan, desaparecen para siempre. 


Los recursos renovables, por otra parte, son los que aunque se usen no se gastan (como la fuerza del viento, el calor del sol o el movimiento de las mareas) o que pueden regenerarse en un tiempo relativamente corto (como la madera de los árboles). Abusar de los recursos no renovables ocasiona un problema tanto para el medio ambiente como para el modo de vida que ha desarrollado el ser humano. A medida que estos recursos comienzan a escasear aumenta la preocupación por cómo encontrar nuevos recursos que suplan su función (pressure pushing down on me, pushing down on you, “la presión cayendo sobre mí, cayendo sobre ti”). Esta preocupación fue la que haría surgir propuestas alternativas, como el uso de energías limpias o renovables, especialmente a partir de la década de los setenta (can’t we give ourselves one more chance?, “¿no somos capaces de darnos una oportunidad más?”).




Another one bites the dust: consecuencias peligrosas para las especies

Another one bites the dust (“Otro más muerde el polvo”) está incluida en el álbum The game (“El juego”) de 1980. Aunque al principio los músicos no tenían fe en este tema, llegó a convertirse en uno de sus mayores éxitos de ventas. La canción habla de un tiroteo callejero en el que los pistoleros van siendo alcanzados uno tras otro, lo que supone una alegoría perfecta de cómo las presiones medioambientales de origen humano están acabando con la diversidad de especies del planeta.


El agotamiento de los recursos no fue el único hecho preocupante que se constató a finales del siglo XX. La sobreexplotación, unida a otras cuatro amenazas principales para el medio ambiente (contaminación, alteración o degradación del hábitat, cambio climático y especies invasoras), conlleva graves consecuencias para la supervivencia de las especies del planeta (How do you think I'm going to get along without you when you're gone?, “¿qué tal crees que voy a llevarlo sin ti cuando te vayas?”). 

La sobreexplotación y alteración de una zona reduce el espacio que puede ocupar una población de una especie y, frecuentemente, el número de individuos que la componen. La contaminación, además de actuar directamente enfermando o matando, hace que las especies tengan menos recursos (alimento, agua, refugio) y de peor calidad. Por si fuera poco, la competencia con especies invasoras reduce aún más la capacidad de las especies de conseguir estos recursos. Por otra parte, el cambio climático hace que las condiciones ambientales a las que están acostumbradas las especies, como temperatura y régimen de precipitación, varíen drásticamente.

El deshielo de los polos es una de las consecuencias más visibles del cambio climático.

Frecuentemente, las especies tienen que enfrentarse a varias de estas amenazas simultáneamente, conduciendo para muchas de ellas a la extinción (and another one gone, another one bites the dust, “y ya va otro más, otro más muerde el polvo”). El impacto es tal que se considera que las tasas actuales de pérdida de diversidad son entre 100 y 1000 veces mayores que las naturales y que nos enfrentamos a la sexta gran extinción masiva de todos los tiempos.

El leopardo de las nieves es una de las especies más amenazadas del planeta.


Somebody to love: legislación medioambiental

Somebody to love (“Alguien a quien amar”) es el single del disco de 1976 A day at the races (“Un día en las carreras”). Habla de la soledad de alguien que, habiéndose esforzado al máximo, no ha recibido nada de amor a cambio. Refleja un sentimiento de desesperanza totalmente opuesto al “lo quiero todo” que había impulsado la Revolución Industrial y por eso es perfecto para explicar el cambio social que conllevaron los inicios de la legislación ambiental.


Por suerte, la crisis ambiental removió conciencias y también espíritus más prácticos, conduciendo a la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, celebrada en Estocolmo en 1972, también llamada Conferencia de Estocolmo o Cumbre de la Tierra. En esta reunión se reconocieron los problemas medioambientales que estaban (y están) teniendo lugar en todo el mundo (each morning I get up I die a little, “cada mañana que me levanto muero un poco”) y se estableció que debía ponérseles remedio de manera global. 


La Conferencia no tuvo muchas consecuencias efectivas, pero un fue un punto de inflexión para que países de todo el mundo, y especialmente los europeos, comenzasen a elaborar leyes para la protección del medio ambiente (I ain't gonna face no defeat, “no voy a enfrentarme al fracaso”). El objetivo ideal sería alcanzar un desarrollo sostenible, en el que el desarrollo socio-económico humano no estuviera reñido con la protección y preservación del planeta.

La Conferencia de Estocolmo abrió la veda para posteriores cumbres mundiales: Río de Janeiro (1992), Johannesburgo (2002) y de nuevo Río (2012). También sentó las bases para posteriores acuerdos internacionales como el Protocolo de Kioto (1992), referente a las emisiones de gases de efecto invernadero. Los acuerdos alcanzados a gran escala han sido fundamentales para cambiar la mentalidad y la forma que tiene el ser humano de relacionarse con el medio ambiente. 


En Europa, estos acuerdos se traducen en directivas europeas, que a su vez se trasponen a la legislación de cada país y, dentro de ellos, a cada región. Así, se han impuesto restricciones a la explotación y la contaminación desde el nivel industrial al particular y se han delimitado espacios de conservación natural. Esto significa que, aunque todavía queda mucho por hacer, cada vez es más difícil dañar el planeta sin ser penado por ello (one day I’m gonna be free, “un día voy a ser libre”).



Bicycle race: alternativas ecológicas para todos

Bicycle race (“Carrera de bicicletas”) fue el tema principal del álbum Jazz, publicado en 1978. Como en otras canciones del grupo, en Bycicle race prima la experimentación de ritmos, voces y sonidos, llegando a incluir el timbre de la bicicleta. La letra más que contar una historia se centra en el sonido de las palabras, utilizando la contraposición de ideas con un tono humorístico (You say black, I say white / You say bark, I say bite / You say shark, I say hey man, “Tú dices negro, yo digo blanco / Tú dices ladra, yo digo muerde / Tú dices tiburón, yo digo eh tío”). Con esta oda a la bicicleta y a la experimentación llegamos al punto actual de la historia: la búsqueda de soluciones ecológicas para reducir los impactos medioambientales.


Desde la década de los setenta hasta la actualidad no solo se han creado leyes para proteger al medio ambiente, sino que ha habido un fuerte cambio en la sociedad y nos hemos concienciado sobre la importancia de proteger el planeta. Todos conocemos cómo debemos gestionar nuestros residuos (la regla de las tres Rs: reducir, reutilizar, reciclar) y separar la basura, sabemos que debemos ahorrar luz y agua en la medida de lo posible y que es mejor utilizar el transporte público o la bicicleta (I want to ride my bicicle, I want to ride my bike, “Quiero montar en mi bicicleta, quiero montar en mi bici”) que el transporte privado. Es difícil pensar que los pequeños gestos pueden tener repercusiones a gran escala, pero las tienen. Este cambio de mentalidad y hábitos es lo más importante para cuidar el planeta y avanzar hacia un desarrollo sostenible.  


Como ejemplos: una infografía sobre el ahorro que supone reducir el gasto de agua, consejos para ahorrar energía en casa y un artículo acerca de la contaminación atmosférica asociada al uso del coche.



Si te ha gustado esta entrada, ¡sígueme, comenta y comparte!

Búscame en TwitterFacebook e Instagram

@biolonita



Fuentes de las imágenes:
Unsplash: personas junto a locomotora
Pixabay: oso polar, leopardo de las nives, protección ambiental
Biblioteca audiovisual de legislación internacional: Conferencia de Estocolmo
Wired: Protocolo de Kyoto

No hay comentarios:

Publicar un comentario